A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Fahrenheit 451 y el llamado de la tribu

El escritor Mario Vargas Llosa, acaba de presentar en Madrid su último libro editado por Alfaguara: El llamado de la Tribu. En sus propias palabras el afamado novelista y pensador político peruano nacionalizado español nos dice que su texto: «Describe –su- propia historia intelectual y política, el recorrido que me fue llevando, desde mi juventud impregnada de marxismo y existencialismo sartreano, al liberalismo de mi madurez…»
A sus 81 años y con una lucidez extraordinaria, Vargas Llosa es el gran sobreviviente del llamado «boom latinoamericano» que se generó a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando todo el trabajo de un grupo de jóvenes novelistas latinoamericanos fue ampliamente distribuido en Europa y Latinoamérica. De esa generación destacan también Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes. Ninguno fue ajeno al acontecer político y por el contrario influyeron, más allá de su calidad literaria, con sus ideas y prosapia intelectual.
Fueron los años de la posguerra, el inicio de la llamada guerra fría y la revolución cubana, esta última con la retórica idealista de Fidel Castro que encarnaron al menos discursivamente la utopía comunista que atrapó a toda una generación. La mítica figura del Comandante Che Guevara inmortalizada en la fotografía de «Korda» y la canonización popular a partir de su sumaria ejecución en Bolivia tras ser apresado en el poblado de La Higuera. Cómo no sentir devoción por quien al triunfo de la revolución y ocupando cargos diplomáticos, de donde destacaron sus intervenciones en las Naciones Unidas contra el imperialismo Yanqui, optó por continuar la lucha guerrillera en Sudamérica y apoyar las independencias del colonialismo en el continente africano.
En la presentación de esta autobiografía intelectual, Vargas llosa relata su inicial fascinación y un único encuentro con Fidel Castro que dio inicio a las 8 de la noche y se prolongo hasta pasadas las 8 de la mañana del siguiente día. 12 horas interminables en un soliloquio donde Castro hablo sin permitir mayor interlocución. «Quede aún sorprendido por la gran personalidad» pero después comenzó el desencanto con la cruda realidad de un régimen que se tornó en represor, persiguió y exterminó lo mismo a disidentes que a homosexuales.
Algo similar ocurrió a nuestro Nobel Octavio Paz en el escenario de la guerra civil española (1936) que derivó en una lucha fratricida entre nacionalistas y republicanos, apoyados respectivamente por la Alemania Nazi y la Italia Fascista así como por la Unión Soviética. Paz acudió al Congreso Internacional de Escritores antifascistas donde participaron escritores como Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Ernest Hemingway, César Vallejo, André Malraux. Según narró alguna vez Nobel Mexicano, también ahí comenzó su propio desencanto con las ideas de izquierda al observar como por la consecución de su fines se justificaban prácticas sectarias y hasta criminales.
En el llamado de la Tribu, Vargas Llosa nos dice: «Me fueron empujando luego, hacia el liberalismo, ciertas experiencias políticas y, sobre todo, las ideas de los siete autores a los que están dedicadas estas páginas: Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich von Hayek, Karl Popper, Isaiah Berlin, Raymond Aron y Jean-François Revel.» Se trata entonces de un testimonio de su ideario político en que reafirma su convicción liberal y clarifica la confusión actual que busca encasillarlos. Son los famosos neoliberales equiparados al régimen porfirista, por la demagogia de izquierda en México encabezados entre otros por los Noroñas y López Obradores.
Si se entiende bien, el liberalismo no se encuentra entre las geometrías políticas. Se confunde porque entre otras cosas defiende la libertad del mercado pero ante todo las libertades democráticas. Como nos dice Enrique Krauze: «El liberalismo no es una doctrina, es una actitud. Su valor central es el respeto al otro. El liberal practica el diálogo, el debate, la razón pública, la tolerancia. El liberal celebra la pluralidad de opiniones.»
Entendido así el liberalismo no es de izquierda ni de derecha. Lo que si ha tomado ese matiz y hoy critican los intelectuales liberales como Vargas Llosa es el populismo. Es una práctica demagógica que ante la crisis del poder y las -siempre imperfectas- democracias occidentales, corroe lo mismo a los países latinoamericanos que a las actuales democracias europeas. El Brexit, la Crisis en Cataluña y el avance la derecha nacionalista y anti islamita lo mismo en Holanda que en Austria y, por qué no decirlo, el sectarismo «regeneracional» que promueven Morena y Amlo en México.
Por eso y a pregunta expresa de un asistente, Vargas Llosa opinó sobre México al advertir el riesgo del populismo y la demagogia, sin mencionar por su nombre a López Obrador y al decir que no creía que los mexicanos fueran tan insensatos teniendo el caso de Venezuela como para seguir el camino que ha empobrecido a esa nación al grado de la hambruna.
Por si faltaba un botón de muestra de los engendros fundamentalistas y fanáticos que procrea esa cultura del odio y el resentimiento, como reacción en México, la historiadora sonorense, militante de Morena, Carmen Bojórquez convocó a «Una quema del libros del escritor Vargas Llosa». Evocamos a Ray Bradbury el escritor de Fahrenheit 451, aquella novela distópica -publicada en 1953- donde los protagonistas son bomberos que no apagan sino que se dedican a incendiar específicamente libros. Así como Fray Diego de Landa, la noche del 12 de julio de 1562 ordenó quemar los Códices Mayas o los Nazis quemaron montañas de libros «prohibidos» para pasar después a incinerar judíos en los campos de concentración.
La charla completa de Vargas Llosa se puede ver en YouTube en el canal de la «casa de América» https://www.youtube.com/watch?v=i21uqomtH2g Es una verdadera vergüenza leer todos los comentarios que le propinaron los seguidores de Amlo desde México. Cualquier cantidad de dislates, insultos, descalificaciones y ofensas. ¿Es acaso el tigre al que se refirió López Obrador y dice que no va amarrar si le hacen fraude? ¿O más que tigres, toros de lidia o ciudadanos cuyo encabronamiento los morenistas se han dedicado a fomentar y alimentar de odio con las más nefastas prácticas propagandísticas goebbelianas?
Tengo amigos y hasta parientes que creen que de verdad las cosas van a cambiar porque después del PRI y el PAN (ahora el PRIAN); Morena y López Obrador son lo último por probar y nada se pierde con ello, como si estuviéramos en una heladería. Después de eso la nada… Me temo que más que eso, resurgirá el México rencoroso y resentido, que ha perdido toda ilusión.
A los que creen sincera –pero ciegamente- en el llamado «Cambio Verdadero» (que no es más que un buen slogan de campaña), les diría plagiando a Calderón de la Barca: ¿Qué es Morena? Un frenesí. ¿Qué es Morena? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

PD. No insulten a los que pensamos diferente. Es un derecho y no una concesión. Dejen a Pol Pot en el averno…

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