A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Santa Lucía, el tiro por la culata

Ante la negativa del congreso norteamericano para aprobar el financiamiento para la construcción de muro fronterizo entre México y los EU, el presidente Trump recurrió en febrero del año pasado a emitir un declaratoria de emergencia nacional. La medida le permitiría al presidente tomar fondos de otras partidas federales y asignarlos a la construcción del muro. Un mes después el Senado de Estados Unidos rechazó el uso que este hizo del procedimiento de declaración de emergencia nacional. En julio pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos falló a favor de Trump al permitir que redireccione 2,500 mdd, lo cual le permite continuar con la construcción. Actualmente existen una 700 millas construidas de un total de 2 mil y la ampliación de unas 500 millas del tramo sería en puntos vulnerables pero no la totalidad que cuenta con obstáculos naturales.
Al igual que le sucede a Trump, el presidente López Obrador se ha topado con la «incomodidad» que representa el someter sus decisiones al filtro de los poderes legislativo y judicial. Es así como funcionan los contrapesos en el funcionamiento de un modelo republicano de división de poderes. Montesquieu argumentaba que «todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo; él va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar del poder hace falta que, por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder». Contrario a ello sería lo que se define como una dictadura, régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad.
La obstinación de Trump por la construcción del muro es equiparable al arbitrario deseo del presidente mexicano por cancelar a un altísimo costo la conclusión del aeropuerto de Texcoco y la construcción de uno nuevo sobre la base del complejo aéreo militar en Santa Lucia.
Recientemente el Consejo de Seguridad Nacional catalogó como instalaciones estratégicas todos los espacios, inmuebles, construcciones, muebles y equipo de la Sedena y los incluyó en el inventario de la infraestructura estratégica del país. En base a ello la Sedena solicitó al juez 5to de distrito en materia administrativa revocar la suspensión definitiva que concedió en uno de los amparos tramitados por integrantes de los pueblos indígenas de Tecámac. Alega que en caso de sostener la suspensión se pongan en peligro las actividades que llevan a cabo como lo es el despliegue inmediato de personal y material desde el centro del país para resguardar la defensa, integridad y soberanía del país. Además de ello se impediría que la base militar apoye a la población civil mediante la aplicación o ejecución del PLAN DN-III ya que las fuerza armadas deben estar alertas para poder desplegarse.
Es una paradoja el que se pretenda anular la suspensión del amparo, dado que lo que el gobierno quiere es construir un aeropuerto comercial que substituya a la base aérea militar. La suspensión definitiva prevé precisamente eso y permite mantener las operaciones de este aeropuerto militar. Al día de hoy la Sedena ni siquiera tiene un proyecto para construir la nueva base aérea poniendo en riesgo lo que hoy alega proteger, es decir, la defensa de la soberanía (¿acaso está amenazada?) y la aplicación del PLAN DN-III para lo cual quedaría inhabilitado. Por lo anterior el juez deberá razonar que la suspensión definitiva no pone en riesgo a esta instalación estratégica sino por el contrario. Si va más allá, deberá pedir a la Sedena presente el proyecto que substituirá al actual aeropuerto de tal manera que no se desproteja la soberanía nacional ni se ponga en riesgo el auxilio oportuno de la población en caso de desastres.
Quien la haya vendido esa idea al presidente lo esta engañando. La declaratoria de instalación estratégica es posterior al amparo. Persigue preservar la operación de la base aérea que no fue afectada por el amparo sino por el contrario. Revocar el amparo es permitir la substitución una instalación estratégica por una comercial. Si es estratégica ¿Por qué substituirla? ¿A cambio de qué?. De ser así, para decirlo en términos castrenses, les va salir el tiro por la culata.

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