A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

El Trife da la cara

No es usual que los juzgadores tengan que dar explicaciones acerca de sus sentencias. No están obligados a hacerlo. El derecho, como toda ciencia, es una disciplina más compleja de lo que parece. Por esa razón en ocasiones las determinaciones de los jueces y magistrados son difíciles de comprender. Peor aún cuando interviene la influencia mediática y los opinadores ven la justicia desde su muy particular punto de vista. El pueblo es Fuenteovejuna, proclive al linchamiento, propenso a la guillotina y el veredicto de la turbamulta. Pilatos liberó a Barrabas, por aclamación no por convicción.
Apenas comenzado el proceso de elección, es casi unánime la reprobación del máximo órgano electoral por haber permitido la candidatura Jaime Rodríguez, el Bronco. No falta quien crea que la decisión del TRIFE atiende a una consigna para dividir votos. Ya sabe quién, fue el primero en descalificar al órgano electoral. Pero esto no es un karaoke para complacencias musicales.
Recolectar los apoyos exigidos por el INE no era una tarea fácil ni de un solo individuo (el aspirante) comenzando por la innovadora y compleja aplicación para capturar las credenciales. En el transcurso hubo quien por congraciarse pudiera falsificar o usar copias apócrifas. Tampoco es ilegal que se hubiera contratado personal o hasta empresas y no sólo voluntarios para realizar dicha labor. Los candidatos independientes tenían derecho a saber quién y dónde falló el proceso para recaudar apoyos. Quién defraudó, o engañó. Pero nunca tuvieron, como en el caso del Bronco, derecho a revisarlo.
Atendiendo al análisis y la deliberación, incluso al voto dividido de los magistrados (3 en contra y 4 a favor) y para quienes somos abogados, por inaudito que parezca, es más fácil comprender lo que es el «debido proceso». Y no se trata de un asunto menor. El debido proceso es un derecho fundamental protegido por la constitución y por organismos internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Existe jurisprudencia de la Suprema Corte y criterios internacionales. El TRIFE se exponía a que la Corte Interamericana le corrigiera la plana.
No es una decisión política sino de apego estricto a derecho. Ampara de la indefensión ante las determinaciones de una autoridad y por ende de un derecho que debe tutelar el estado. Se debe atender además como un derecho humano, el principio de presunción de inocencia. El debido proceso viene a consagrar ese postulado: si somos, en principio, inocentes, no bastan suposiciones, ni que nos condene el rumor público.
Los magistrados precisaron en rueda de prensa que el Tribunal no hace política, que no juzga ni litiga en base a lo que digan los medios de comunicación ni las redes sociales. Aunque en efecto el «Bronco» acudió varias veces al INE lo hizo literalmente a ciegas. La política en el orden electoral debe sujetarse a la ley y no la ley a la política.
No estoy diciendo con esto que no haya jueces venales, pero en todo ordenamiento jurídico existen los propios mecanismos incluso para denunciar a los propios juzgadores en su actuar. Lo que no me parece correcto es denostar a los juzgadores sin atender a la sustancia de sus decisiones.
Se recordará el caso de la francesa Florence Cassez, quien después de 7 años en prisión y sujeta a proceso, fue liberada porque también en su caso no se respetó el debido proceso. Para cualquier autoridad judicial bastaba con evidenciar, como sucedió con la puesta en escena de Televisa, que se alteraron los hechos fingiendo una detención para presumir el arresto en vivo y a todo color por parte de la televisora. Eso implicaba en cualquier país de leyes la puesta en libertad inmediata del procesado. En Estados Unidos el funcionario responsable, en este caso el procurador de la República, hubiese renunciado el mismo día en medio del escándalo por adulterar la investigación. Pero en México nadie defendió a la francesa. Parecía la revancha popular contra la Guerra de los Pasteles y la ocupación francesa durante el imperio de Maximiliano. El chauvinismo en su máxima expresión. La sociedad encolerizada contra la acusada por ser francesa y no contra el procurador de justicia (que debe procurar justicia) y el juzgador que desatendió el debido proceso.

Como dice el adagio popular «Dios nos libre» de que la justicia se base en el aplauso o la reprobación de las masas. En el futbol el árbitro no está para complacer al público. De hecho están acostumbrados al abucheo y los recordatorios maternos. Solo que los jugadores pueden sw expulsados si insultan al árbitro. En política debería ser igual. Los jugadores, en este caso los candidatos, no pueden insultar o descalificar a la autoridad. Para eso existen reglas. Vaya valentía del silbante en la Copa Champions que marcó el penal en el minuto 93, contra la Juventus y a favor del Real Madrid en un estadio enardecido. El ignorante grita, el sabio no despepita. Así le pasó al TRIFE…

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