A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Política de propuestas

Soy un ferviente convencido de que la política se construye a partir del debate de las ideas, no de la descalificación. Así me he conducido en mi actuar cuando he tenido la oportunidad de contender en una elección. En 1998 cuando competí en Tuxtla por una diputación local, lo primero que hice apenas instalé mis oficinas de campaña, fue visitar personalmente, y sin aviso previo, a mi compañero contendiente del PRD, Don Eduardo Coutiño, por el que fui muy bien recibido. Le ofrecí y le pedí que evitáramos las descalificaciones, porque las elecciones pasan y luego los agravios quedan. Hasta el día de hoy tengo una esplendida amistad con él y también con su hijo, un amigo entrañable Eduardo Coutiño Remi. Ya en campaña visité una escuela primaria, y me preguntaron mi opinión de Samuel León el contendiente del PRI al que describí como un hombre bueno y honorable, descendiente además del gobernador más querido que ha tenido nuestro estado, Don Samuel León Brindis. En ese salón estaba, yo no sabía, una maestra que era hermana del candidato del PRI y al terminar mi participación me agradeció la forma en que me expresé de su hermano. Hoy me sigue uniendo una amistad con el y también con su hijo. La política no nos hizo enemigos porque nunca nos injuriamos para sacar provecho de ello.
También contendí en 2004 con Juan Sabines por la alcaldía de Tuxtla. De igual manera renové mi convicción y le pedí que nos condujéramos con un debate de ideas y sin utilizar el desprestigio como arma política. Ambos respetamos ese acuerdo. En campaña le critiqué muchas de sus ofertas como la del «agua para todos, todos los días» porque conocía el problema del agua en nuestra ciudad y la solución era por demás compleja, además de que requería una enorme inversión. Otros tantos ofrecimientos recibieron la misma crítica de mi parte, por quien consideraba una especie de Santa Claus en campaña. Fuera de eso, nos conducimos siempre con respeto a nuestras personas y nuestras familias, a la que por cierto nos unía cierto parentesco consanguíneo.
Por eso no comparto el deporte favorito de las campañas que se basan en la descalificación del adversario. Es una forma de hacer política que termina por denigrarla. Pero por lo visto parece la fórmula en que se centran los estrategas de campaña. Y es que hay una delgada línea entre la critica a las ideas y en ocasiones la congruencia, respecto de los señalamientos que hieren la moral y trascienden a lo personal.
En la mayoría de los actuales debates televisivos parecen quedar más atrapados en la memoria los ataques y no las propuestas para resolver las problemáticas como es el caso de nuestro estado que enfrenta grandes retos dada su complejidad para salir adelante.
Imaginemos por un momento a quienes se dedican a reclutar personal para las empresas. Imaginemos que en vez de entrevistarlos acerca de su preparación y sus aptitudes, centraran sus preguntas en decir lo que piensan de los otros aspirantes a un mismo empleo y el objeto fuera descalificarlos y cuestionar su integridad. Por todo eso pienso como elector que lo que me interesa son la experiencia y las soluciones que plantean los candidatos.
Nuestro estado enfrenta grandes retos. Nuestro crecimiento demográfico es exponencial y pienso que la política social que durante más de 20 años –con multimillonarios recursos- se ha aplicado, no sólo no han resuelto el rezago social, sino que han multiplicado la pobreza y la dependencia de los programas sociales. Nos hemos convertido en un barril sin fondo donde los pobres tienen más hijos, condenados también a la pobreza, para tener más acceso a las dádivas gubernamentales. A lo más nos hemos convertido en gran clientela electoral que se ofrece el mejor postor. Un circulo vicioso donde cada vez se ofrece más y más a cambio de votos. No generamos empleos sino dependencia. Somos el 5to estado que más recursos recibe de la federación y el que menos recauda. Algún día la federación nos va comenzar a cerrar la llave sino revertimos esa realidad persistente en nuestro estado. No habrá dinero que alcance si nuestra adicción al presupuesto federal es cada vez mayor y hace mas grandes los problemas. Nos hemos transformado en una fábrica de pobres al igual que otros estados como Oaxaca, Guerrero o Michoacán y lo que si hemos logrado es convertir a nuestro pueblo en mano de obra como producto de exportación a otros estados pero muy mal remunerados.
En contraste con otros estados en el norte del país y la península de Yucatán, crecen económicamente a altísimos niveles generando empleos bien remunerados y una mejor calidad de vida. Como declaró el Bronco en una entrevista ¿Porqué en Nuevo León tenemos que darle empleo a 300 mil chiapanecos si recibimos menos recursos de la federación?
Algo no esta funcionando y corresponde a quienes hoy aspiran a gobernar a nuestro estado el plantear propuestas realistas que generen certidumbre de futuro para quienes amamos esta tierra y sobre todo para las nuevas generaciones. A simple vista el pronóstico no es halagador.

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