A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

¿Renacer del PAN?

Este jueves estará Manuel Gómez Morín visitando Chiapas en su campaña de proselitismo interno para hacerse de la dirigencia nacional del PAN. El otro candidato es Marko Cortés. No he tenido la oportunidad de conocer personalmente a uno ni otro. Solo se lo que se dice de ellos. Por comentarios de mi amigo Juan José Rodríguez Prats, parece que Don Marko Cortés es afecto a recibir apoyos millonarios para sus campañas. Gómez Morín, decepcionado del PAN, apoyó a una candidata de Morena por Naucalpan y circula una foto de él con López Obrador; aunque, que yo sepa, no hubo un apoyo público a su candidatura. Puede haber hasta amistad entre los dos personajes y eso no tiene nada de malo.
Vienen a Chiapas por un padrón de unos tres mil militantes –algo contaminado- de un total de 280 mil en todo el país. Las elecciones serán el próximo 11 de noviembre. La visita revela que, a pesar de ser un estado con poca militancia, la disputa será palmo a palmo en todos los estados del país.
Quizás influenciado por la prosapia, inclinaré mi apoyo a Gómez Morín. De algún modo inspira confianza. Marko Cortés arrancó su campaña apoyado por los gobernadores panistas, lo cual desde el principio me dio mala espina. Ese apoyo no representa nada para la auténtica militancia, donde lo mismo vale el voto de un gobernador que el del más modesto panista. Presumirlo representa pensar corporativamente en un partido donde los liderazgos tiran línea o, peor aún, «movilizan» a la militancia a cambio de dinero o de favores, lo cual ha corroído a Acción Nacional.
Aún así, soy un convencido de que el panismo mantiene su esencia en quienes manifestamos un postulado de fe en sus principios de doctrina. El PAN nació como oposición y se mantuvo vigente en la lucha democrática durante muchos años. Es el más antiguo y perseverante. Apenas hace dos años y medio ganó 5 gubernaturas y tiene todo si apuesta por sus orígenes y sus valores para seguir siendo una alternativa viable en un país plural y pretendidamente democrático.
Ante el Tsunami lopezobradorista en todo el país, el PAN ganó Yucatán, Guanajuato y, aunque a duras penas, Puebla. Ahora le toca conformar una oposición responsable, propositiva pero sobre todo valiente para evitar los excesos en que, como partido mayoritario, pudiera incurrir Morena. Es el PAN que llega al poder después de 60 años de lucha y ya gobernó dos veces el país. El Movimiento de Regeneración Nacional llega al poder como un movimiento y ya desde el poder empieza su maduración como partido. El PRI con toda su antigüedad protagonizó el peor fracaso de la historia y enfrenta el riesgo de desaparecer absorbido por la tentación y el auge morenista.
Ojalá que la elección panista sea ejemplar y los contendientes demuestren estar a la altura de las expectativas, ante una militancia que se mantiene firme. Ojalá que hagan algo por el PAN en Chiapas que ha venido de mal en peor en los últimos años y no ha pintado su raya frente al poder, no tiene agenda propia, no defiende causas ni genera opinión sino que navega en vergonzante ostracismo. No hay rumbo porque navega decapitado. Le urge construir nuevos liderazgos y abrirse a la sociedad. Si lo que queremos es el rescate del partido como franquicia para seguir lucrando con las migajas del poder, estamos perdidos. Si los liderazgos locales que apuntalan a uno y otro liderazgo lo que quieren es generar compromisos a cambio de prebendas para sus grupos de disque poder al interior, no habrá valido la pena el esfuerzo. Si los candidatos vienen a ver qué pepenan de nuestras migajas y luego no vuelven, tampoco. Hay que lo vean. Ser panista es una brega de eternidad. Sino, ya habrá tiempos mejores.

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