A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Venezuela, fracaso y desenlace

De unos años para acá, sobre todo a raíz del arribo al gobierno de Nicolás Maduro, la economía de Venezuela entró en un franco decrecimiento. La compañía petrolera del estado monopolizó la extracción y anuló la inversión privada. Pasó de ser la gallina de los huevos de oro a una gallina estrangulada por Maduro y la oligarquía militar que la mal administra en su provecho y con cuentas multimillonarias en el extranjero.
El exterminio de la inversión privada y la fuga de los grandes capitales tanto nacionales como extranjeros, producto de expropiaciones a diestra y siniestra, así como el acaparamiento de las empresas de la cadena productiva y el suministro de productos de alimentos de consumo básico; provocaron una caída libre en el crecimiento económico y una hiperinflación que empobreció a la mayoría de la población.
La pobreza extrema en Venezuela pasó de un 23,6% en 2014 a 61,2% (aunque se habla hasta de 90%) en 2017. La cifra es escalofriante y resume un panorama de emergencia humanitaria. Es, paradójicamente, el país con las mayores reservas de petróleo del mundo. En promedio los venezolanos perdieron 11 kilos de peso en el último año. La cifra demuestra que el gobierno de Nicolás Maduro, que inició a mediados de 2013, fracasó rotundamente.

El principio del fin

Todo indica que a la muerte de Hugo Chávez, una partida de rufianes encumbró a Maduro como sucesor, para saquear al país a su anchas hundiéndolo en la miseria. No hay justificación, ni pero que valga. La crisis humanitaria, producto de la miseria y el desabasto, ha provocado un éxodo de más de 3.5 millones de personas generando conflictos con los países limítrofes. Tras 20 años de una hegemonía que se perpetuó en el poder, el pueblo ha salido a las calles para decir ya basta a quien, además de desconocer a la Asamblea Nacional, perdió la mayoría y simuló una elección, a todas luces fraudulenta.
Los líderes opositores han sido perseguidos y apresados. Otros han tenido que huir del país. La prensa libre ha desaparecido y el único medio para denunciar lo que pasa en ese país son las redes sociales que no han podido ser controladas del todo por el gobierno.
Por eso es que se ganaron a pulso el desconocimiento por parte de los países miembros la Organización de Estados Americanos y ahora del parlamento europeo. Se puede decir que a pesar de los insultos reiterados a los mandatarios norteamericanos, estos habían permanecido relativamente al margen del drama venezolano. La compra de unos 500 mil barriles de petróleo al día parecían la prioridad, además de sufragar con unos 25 millones de dólares diarios la permanencia de la dictadura.

Intervencionismo en Venezuela

Maduro cometió un error estratégico. A falta del reconocimiento de los países miembros del grupo de Lima, buscó cobijo entre los países no alineados. Inició una gira internacional y buscó al dictador Erdogan en Turquía, visitó China para obtener empréstitos multimillonarios a cambio de petróleo, para rematar en Rusia a los pies de Putin. Este último no desaprovechó la oportunidad para reposicionarse en su estrategia geopolítica a partir de la alianza en Venezuela.
Si de intervencionismos hablamos, se puede decir que la injerencia Rusa en Latinoamérica detonó por fin la reacción de los norteamericanos. Hay quien no cree que a Estados Unidos le preocupe la democracia o los derechos humanos en Venezuela. De cualquier manera se aprecia ahora una firme determinación para apoyar la salida de Maduro pegándole por donde más duele. Ha cancelado los pagos por petróleo y ahora Maduro remata con desesperación las reservas en oro del banco central. Ha cerrado la llave del suministro económico y congelado millonarias cuentas de los militares y las élites burocráticas. El desenlace es predecible…

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