Ajolote, un simbolo mexicano en extincin

Foto: Franz Perzu

Ejemplares en su estado natural quedan muy pocos esparcidos por la Ciudad de México, en Chiapas, es posible encontrar algunos, pero por el clima nativo, mueren fácilmente

Lucero Nataren / Aquínoticias

[dropcap]E[/dropcap]n náhuatl, el Ajolote es conocido como Axolotl, que significa «monstruo del agua». Su nombre científico es: Ambystoma mexicanum. Si deseas comprar un ajolote y traerlo a Chiapas, debes tomar en cuenta que el ajolote forma parte de la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), por lo que cuidarlos es una gran responsabilidad, comenzando por la forma de compra, inclusive en el tipo de clima al que lo expongas. Han surgido casos de personas que han adquirido ajolotes y tratado de hacer que se adapten al clima de Tuxtla, pero mueren, y otros han elegido por crear sistemas de enfriamiento, pero suele ser demasiado costosos, e incluso han optado por enviarlos a Comitán y si prevalecen, como es el caso del Museógrafo Franz Zúñiga.
El ajolote ha cautivado la imaginación de generaciones y servido como fuente de inspiración para varias obras literarias entre las que destaca el cuento de Axolotl de Julio Cortázar. A pesar de que tú puedes comprar ajolotes, si llegas a reproducirlos, debes tener permiso ante la Semarnat, ya que son propiedad de la nación y debes poseer una factura por la adquisición de cada ejemplar. El Melanoide, es de los comunes, de ahí prosigue el Leucistico que es de color rosa pero que tiene los ojos color negro, aparte está el albino, que es rosa pero con los ojos rojos, y posteriormente el Golden, que es de color amarillo y suele ser de los más caros y también está el Golden albino, que sus ojos son color rojo. Dependiendo del tamaño y el color es el precio, va de los trescientos a setecientos pesos y el tamaño es de unos 8 a 10 cm.
En 2006, la IUCN modificó el estatus de la especie de vulnerable a en peligro crítico, que es cuando una especie enfrenta un alto riesgo de extinción. En ese mismo año, se publicó el programa de manejo del área natural protegida con carácter de zona de conservación ecológica «Ejidos de Xochimilco y San Gregorio Atlapulco» donde es obligatoria la conservación y manejo del ajolote mexicano. Este anfibio se ha convertido en un símbolo de México. Ha ganado fama sobre todo por su apariencia de renacuajo gigante con patas y cabeza grande. Tiene 126 pequeños dientes y presenta una amplia gama de colores.
El ajolote mexicano es solitario, escurridizo y aún no se conoce ningún tipo de interacción entre individuos, excepto en el apareamiento, cuando se encuentran por medios visuales y químicos. Son actividos todo el día. En cautiverio viven hasta 30 años, mientras que en vida silvestre solo tres, a veces hasta seis años. Se cree que actualmente, la diferencia se debe a la contaminación.
El Ajolote se considera endémico e históricamente vivía en todo el complejo sistema lagunar que existía en el Valle de México a principios del siglo XVI, el cual abarcaba el lago de Texcoco, el lago de Xochimilco, el lago de Chalco y sus conexiones con el lago de Zumpango y el lago de Xaltocán. Actualmente, en vida libre solo se encuentra en el sistema de canales de Xochimilco en la Ciudad de México.
En el último censo se calcularon 100 ajolotes por kilómetro cuadrado en Xochimilco. Son pocos los ejemplares actuales, ya que en comparación con 1998 había más de 6.000 en todo Xochimilco. En su hábitat: Gracias a la facilidad con la que se reproduce y vive en cautiverio, el ajolote se encuentra en diferentes acuarios del mundo. Sin embargo, en su estado natural quedan muy pocos ejemplares esparcidos por la Ciudad de México. El clima en el que habita suele variar, pero se encuentran en los canales de Xochimilco.
Por otro lado, en un intento de evitar su extinción, la UNAM y productores locales, están llevando a cabo un proyecto para generar refugios, que consisten en canales o zanjas aisladas de las especies exóticas de peces, con filtros para el agua naturales, como grava de silicio y tezontle de diferente grosor, y utilizando vegetación acuática y flotante. La intención es crear áreas de crecimiento de huevos y larvas de ajolote. Con ésta estrategia se piensa evitar la reintroducción de organismos de laboratorio, que podrían causar un cuello de botella genético, transmisión de enfermedades, y desplazamiento de individuos nativos.

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