Al Son del texto / Tina Rodriguez

Ya se hay hecho un clamor serio desde todas las latitudes de la sociedad misma, desde todos los ángulos de los especialistas sobre el tema de desastres naturales, desde las instituciones de gobierno, el hecho de manipular la información por parte de personas de mala fe cuando no enfermas, que distorsionan cuando no de plano cambiar la realidad, y lamentablemente hay tanto desconocimiento entre los usuarios de las redes sociales, que dan como hecho la versión sin corroborar nada en páginas oficiales.
Así, se inventa una niña atrapada, un futuro temblor de magnitudes apocalípticas, el robo de una decenas de tráiler con ayuda humanitaria, y de paso, sin saber a ciencia cierta la veracidad de la denuncia que fue falsa- se culpó de ello a funcionarios de Oaxaca, así de fácil.
No es posible que incluso, comunicadores de medios locales, repliquen información sin corroborarla, dada la enorme manipulación existente, y que ya sido cuestionada por todos lados y aun para Ripley, como dicen. Hay los que se burlan de los hechos, del tremendo dolor que ha de existir en los familiares de los 278 fallecidos a consecuencia del sismo, cifra dada a conocer ayer por protección civil federal, nada más del sismo del 19 pasado.
En el segundo sismo murieron –reporte hasta las 19:00 horas de ayer- 142 en la CDMX; 73, en Morelos; 43, en Puebla; 13, en el Estado de México; 6, en Guerrero, y uno en Oaxaca, en tanto en el anterior del 7 de septiembre la cifra quedó en 65 personas fallecidas.
¿Es posible jugar en las redes con eso?
Pues aun sorprenda sucede y más de lo esperado, al grado tal que genera confusión y desde luego la alerta de las autoridad que llaman, con justa razón, a no hacer caso a ese manipuleo de información que comprende obviamente insultos, denostaciones, descalificativos a los políticos, como un divertimento que en nada ilustra y si muestra –lamentablemente- que entre los que ejercemos éste oficio estamos los que de plano tenemos muy mala calidad y así como generalizamos con los políticos, pues la opinión pública nos califica por igual a casi todos los que ejercemos éste oficio.
Luego esconden la pluma, cuando no usan seudónimo.
Las versiones se indagan, se corroboran, y más desde ahora luego de éstos penosos episodios de manipuleo de la información aun por sobre el dolor y luto nacional.

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