Al Son del texto / Tina Rodriguez

Qué está pasando y cómo está pasando todo esto en medio del más absoluto silencio en los masivos de comunicación estatal.
Porque de plano en los medios tradicionales no se puede hacer periodismo y la opinión pública viene quedando en la misma ante la miopía de los gobernantes y sus equipos, sea el de Manuel Velasco o Enrique Peña, gobernador y presidente al que una buena carga de gritones le piden la renuncia y acusan de todos los males acumulados en Chiapas y México, cuando en verdad no es un asunto de siglas, sino de cultura, porque tampoco es cierto que AMLO va a poder cambiar a México en un sexenio los que ya le dan el triunfo desde ahora.
No ha llegado la generación adecuada para el viraje de timón en el poder, porque definitivamente la presente no es la indicada, con una clase política contaminada para toda acción, la que sea, sin ética y moral.
La gente se queja porque no hay libertad de expresión en los medios tradicionales y háganle como quieran; provienen de un sistema no solo lerdo, sino miope: la sociedad mexicana evoluciona a una excelente velocidad en las redes, consciente de que son esas las vías por dónde expresarse, aunque por el momento se den excesos, abusos a la libertad de expresión que bien vale la pena soportar en aras de la verdad. Como en todo nuevo baile eso se irá perfeccionado y las manías de insultar y descalificar arbitrariamente las cosas de la cotidianidad del país, se matizarán.
La libertad de expresión sigue su camino; como la vida se expresa de diversas formas y encuentra los causes menos imaginados como ahora sucede con las redes sociales, nunca concebidas como posibles en 1970, cuando el presidencialismo estaba en su máximo apogeo, eran los años en que el institucionalismo a ultranza, justificaba la ignominia.
Por esos años era imposible -a riesgo de muerte- cuestionar a un presidente, menos exhibirlo públicamente.
Quienes lo hacían pasaban a ser casi héroes nacionales, como lo llegó a ser Eberto Castillo, por ejemplo. Pero hasta eso terminó con las redes: hoy cualquiera cuestiona al presidente o al gobernador, y no necesariamente es motivo de persecución, y tampoco por eso es casi un héroe.
Pero bueno en materia: después de cinco años no necesitamos especialistas de nada para percatarnos quienes son defensores del aparato PRI-PVEM frente a cualquier circunstancia.
En medio de todas las versiones hay también los que para ellos todo está mal, y cuestionan todo lo que sea gobierno o sus protagonistas y que son seguidores del PEJE, porque en el escenario local no hay oposición.
Es claro que aún lo deslicen a modo todas las siglas partidistas existentes son parte del sistema político mexicano, y parte de los vividores que por años han medrado desde una supuesta oposición que no crece, que no ha sido competencia ni para el PRI primero y ni para el PAN después, cosa que aplaudieron los vecinos distantes de EU.
Hoy se dice que Morena puede ser, y hay os que ya la hacen triunfadora de la elección federal porque sienten que, todo México, está con ellos.
No podemos decir que todo ha sido negativo, pero tampoco el estado o el país está cómo dicen desde esos niveles de gobierno.
Está la cosa difícil, con una nación a cinturón amarrado, y solo para «las bocas del gobierno» la cosa esta maravillosa. Es preocupante que este oficio muchos lo hayan convertido en una zona de eco y ego: adulaciones y reflexiones fuera del verdadero contexto social buscando defender lo indefendible, ante una sociedad cada vez más informada y consciente, insisto.
La verdad esas cosas de hablar o escribir a favor del que gobierna no cambia el concepto que se tiene de los gobiernos que padecemos -¿hay otro termino?- sean los chiapanecos o los mexicanos.
¿O qué fue lo que permitió el desarrollo muscular del narco en México?
¿Qué fue lo que permitió la increíble ausencia institucional de años en Chiapas?
Señoras y señores: la corrupción; a ésta la han acompañado siempre la complicidad y la indiferencia, y su madrastra: la impunidad, que cincelan el desplazamiento social sobre la roca dura del país, mientras le saqueaban sus minerales: su riqueza.
No, México no está nada bien, menos Chiapas, a la cola social de todo el país.

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