Al Son del texto / Tina Rodriguez

Pareciera que la frontera norte de México es la única que va a contar dentro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, porque esa cosa de las Zonas Económicas Especiales es un proyecto regional del presidente que ya se va, y que la verdad no tuvo voluntad real de echarla andar desde hace un buen par de años, dejando sin explicación el por qué no se impulsa con los pequeños países del itsmo algo similar que el TLCAN.
Se entiende que desde que en campaña Trump anunció que se renegociaría el TLCAN en caso de ganar, los especialistas de Peña hicieron lo necesario por acercarlo con el magnate, quien ya abanderaba esa idea de levantar oteo muro más alto.
Todo eso ya ha sido difundido, en temas que repito colocan en el escenario del tratado cuya sexta mesa se negocia en Canadá por éstos días, pareciera que no nos impacta pero si las cosas están así de escasas en el estado, en el que no hay dinero ni en los municipios para sus gasto corriente, imagine si se cae ese tratado: carne, mango, plátano guineo, café y otros productos chiapanecos van a tener problemas de venta.
En la zona norte hay mucha incertidumbre, la relación y el intercambio comercial es de siglos, y ni negar que están preocupados con ésta disposición del nuevo presidente al que todos tachan con muchos adjetivos pero que ya hablando de intereses nacionales no está tan mal en proteger reglas de origen y desde luego el que, se invierta en su país, no nada más EU en otros.
Es complejo entender eso porque es EU la nación que hace tres décadas empezó a impulsar el neoliberalismo o la globalización económica.
Las empresas de su nación se salieron de ésta; aprovecharon las ofertas arancelarias y fiscales de otros países y fincaron en éstas sus empresas, y dispersaron la fabricación de sus piezas en el orbe, de acuerdo a la oferta de cada zona, al grado que les sale más barato juntar todo en un punto y desde éste, destruir el producto terminado al mundo.
Es por eso lo de reglas de origen para que, las partes se reintegren a EU y exporten todo desde ahí.
Ese fue el origen de las maquiladoras, las que abundan en la zona norte de México, de las que Trump se queja porque son empleos que no hay en su país, pero que se radicaron en otros para dar empleo, muy mal pagados, en busca de máximas ganancias, y sin pagar fisco por eso en el país en el que se desarrollaron.
Por eso Trump tiró tanto el Tratado con el sector asiático como con el latino, iniciando con México y Canadá, buscando que esas empresas de su país –trasnacionales, de las que todos se quejan por la explotación del trabajo humano- reporten también ganancias a las arcas de EU.
Dicen que el mandatario se ablandó un poco: no lo creo; un hombre tan frío solo espera la mejor oportunidad, para volverse otra vez en contra de México y los mexicanos, pues ya ha demostrado y bastante que no nos considera, por el contrario para él somos un problema y demasiado cerca, para su país.
Regresando al sur, hacia el sur, se duda que esas zonas económicas especiales sean posibles en 2018.
Es un año en el que no va a levantar no solo el PIB interno de manera significativa, sino en toda la región centroamericana. Igual se queda pendiente como tantos proyectos rezagados que tiene Chiapas, según esto «para el desarrollo integral de la región con el resto del país», como se escribió en 1972 cuando, se proyectó el «camino a México», el aeropuerto «Angel Albino Corzo» y la vía rápida a Los Altos, que demoraron casi 35 años para su construcción luego de su planeación, y pues tenemos de ejemplo lo reciente con lo que se dio en llamar la autopista panorámica San Cristóbal-Palenque, que va para una década de que fue anunciada.

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