Al Son del texto / Tina Rodriguez

Eduardo Campos es el nuevo secretario de educación y llegó al cargo sin mucha celebración que no sea el reconocimiento a un trabajo comprometido y metódico, que esperemos rinda frutos en las no pocas torceduras que se viven a consecuencia de las diferencias del gremio sino con su oficina, si con el gobierno federal y la imposición gradual de la reforma educativa.
Campos tendrá que afrontar lo que venga el próximo 15 de mayo, día del maestro y fecha obligada de mítines y reacciones esta vez contra la reforma educativa y antes contra la laboral, y años antes contra la descentralización y así, son fechas de manifestaciones de la masa magisterial, que cuando les toca llevar, se niegan a aceptar lo relacionado con la ley, y me refiero a eso de la cuota voluntaria que es ya, prácticamente, un cobro oficial de ingreso pero que, la secretaría de educación desliza en importancia bajo el argumento de que es por decisión de los padres de familia, los que ponen fechas límites para su pago de lo contrario el espacio será ocupado por un infante que sí cubra la cuota, pasando por encima del tercero constitucional, el cual, nada, puede sustituir, menos la determinación de una asociación de padres de familia.
Ya están las pre inscripciones y ya están los padres apurados para el pago altísimo de esas cuotas pues hay jardines de niños cuya cuota por un buen de cargos adicionales como material didáctico, llega a los mil 200 pesos -esto sin contar con un dinerito mensual para la asistente de la maestra-, lo que es desproporcional.
Es decir, gratuita, lo que se dice gratuita, no está la escuela no solo de preescolar, sino en toda la educación básica oficial.
Imaginen 30 niños de mil 200 por salón: ya es dinerito; y si hay tres grupos por cada uno de los tres grados, ya es billete, y bastante.
Por eso en las asociaciones de padres de familia de todos lados hay tanta inquina y fricciones con los directivos del plantel por el control del dinero.

Al Son que me toque

Ni negar que algunas cosas caen por presiones no de los que la impulsan sino colaterales.
Muchos hablan del «aguerrido» pueblo de Oxchuc cuando la verdad los contrarios a la alcaldesa terrible, son iguales de caciques que ésta, y comprenden grupos que son los que impulsan la toma de carreteras y edificios públicos con el ánimo de lucrar todo el tiempo, dinero y posiciones.
Eso no va a cambiar en ese municipio.
Es decir que solo se cambia de caciquismo pues en efecto María Gloria y su esposo se han ido transfiriendo el poder municipal sucesivamente, incluso la hoy cuestionada fue alcaldesa en 2004 siendo la primera mujer indígena en ganar un municipio en el estado y que ahora sea del PVEM «es un honor».
Eso le dio un empoderamiento sin igual y Juan Sabines la hizo directora del Instituto de la Mujer, mientras su esposo –en efecto- Norberto Santíz López era alcalde de Oxchuc, pese a que había sido recluido en el penal de Cerro Hueco por anomalías en la administración anterior a la que presidió su esposa por primera vez, por las siglas del PRI.
La cuestión es que María Gloria no se va porque la ampara la ley constitucional, si esa misma que se le olvida a conveniencia cuando se trata de imponer los usos y costumbres.
Porque si por esos fueran, desde cuando la habrían depuesto.
Hará un año mencioné que el conflicto se iba a prolongar porque esto es ya también entre damas, y desde luego implica a la diputada Cecilia López Sánchez, de quien se afirma fue la mano que meció la cuna en contra de María Gloria desde el principio.
El puro caciquismo indígena, tremendo, violento, el de siempre.

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