Al Son del texto / Tina Rodriguez

No veo ni leo que desde las carteras partidistas de mujeres en el estado, existan posturas de inconformidad en torno a la aplicación de la paridad.
Han de estarla respetando, para no repetir la historia de 2015, y sólo faltará ver quiénes son las que serán las candidatas a diputadas federales, locales, alcaldes y hasta regidurías, posiciones estas últimas poco escrudiñadas.
La cuestión oscila en que no pocas aspirantes son relegadas por las «santonas» que tienen más influencias y desde luego, por la designación de los dirigentes que, deciden quienes de ellas.
La otra es la clásica: le dan los distritos o municipios en dónde saben que su partido no tiene posibilidades.
No hay una transparencia democrática en dónde la equidad se registre para todos los distritos y municipios, y seguramente en los más significativos, no aparezcan mujeres en la contienda.
Por eso digo que las encargadas carteras partidistas supuestamente para ponderar y posicionar a las mujeres, no dicen nada.
Han de estar esperando los tiempos, porque no deben ser pocas, partido por partido, que buscan posicionarse a como tienen derecho como militantes.
Lo visible es que para la gubernatura solo le entró una sola mujer: María Elena Orantes López, por un partido de poca presencia política en Chiapas, pero que muy aparte de seguidores y seguidoras a su aspiración, denota que ahora sí es doble la jornada de búsqueda ante un partidismo misógeno con mucho.
Se dice 50 y 50, para legislaturas; la cosa es que por los distritos o municipios asignados las más son derrotadas, y vuelve lo mismo en que la proporción es dispar, en una entidad de mayoría femenina en el listado nominal.
La otra es que, aparecen señoras que la verdad han tenido una labor subordinada, institucional, y una vez en las posiciones se regresan a eso: la subordinación.
¿O quien ha destacado?
Y la última: no son pocas las alcaldesas que entregarán administración éste año; las más esposas de aquellos que fueron removidos de las plantillas por la aplicación de la ley de paridad en 2015.
Obvio es que las más no tenían experiencia administrativa y aplicando la ley ciertamente, la verdad quedaron como títeres de sus esposos.
Esposos que son los que en verdad «gobernaron», solo que, las que van a rendir cuentas son ellas.
Eso es tema, también, pendiente.

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