Al Son del Texto / Tina Rodriguez

No fueron pocos los que se indignaron porque el gobierno de Veracruz actuó con «rudeza» en contra de maestros de la CNTE, originarios de Chiapas, que primero se dijo estaban detenidos y todo fue porque la unidad en la que viajaron a Xalapa, la estacionaron en un lugar prohibido para ello.
La verdad acostumbrados a la impunidad, a que ellos son los de la CNTE chiapaneca, la sección VII, imaginaron que la misma harían en aquella entidad con tolerancia cero ante la delincuencia, por lo que sus autoridades actúan en esa frecuencia, y que por si no lo saben en las últimas siete semanas han ido reduciendo la incidencia delictiva bajo ese protocolo, porque no había de otra en ese estado de los más peligrosos de México, luego de dos gobiernos al hilo –el de Herrera y el de Duarte- en que el crimen organizado prácticamente se adueñó de esa entidad.
Finalmente pagaron la multa respectiva y los maestros «fueron liberados», como se dijo en las redes sociales, cuando nunca estuvieron detenidos, salvo la unidad multada.
Todo lo anterior viene a colación porque la tarde de ayer un grupo de personas bloquearon por enésima vez el acceso poniente a la capital del estado en lo que antes se conocía como La Pochota, sin que autoridad alguna actuara con la prontitud requerida, en aras de una tolerancia injustificada, pues sin ningún miramiento afecta los derechos de terceros, lo que es atentar en contra del Estado de Derecho.
Es decir que protestar no significa afectar a los demás, en aras de hacer valer los derechos pisoteando el de los ciudadanos, empezando por el libre tránsito consagrado en el once constitucional.
Desde luego que dada la situación social, las condiciones de pobreza, de corrupción política y administrativa, de inseguridad y las divergencias políticas entre grupos con el gobierno y sus políticas, pues se vale manifestarse.
Lo que ya no es posible es detener el flujo vehicular sin que les importe en lo más mínimo las pérdidas que estos genera, incluso humanas, como ya ha pasó en Oxchuc con esos bloqueos en la disputa del poder municipal, en algo que aún no termina, pues el grupo de la ex alcaldesa también es de armas tomar.
El punto es que ya no es posible que se sigan bloqueando caminos, carreteras, acceso a edificios públicos, reteniendo a las personas, lo que es un delito.
Porque es hasta que padecemos directamente los bloqueos, las retenciones, cuando comprendemos lo desesperante que es esperar horas y horas con la incertidumbre que el paro puede ser de uno o dos días, al estilo del cómo se dan en Chiapas, por toda su geografía, impunemente.

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