Al Son del texto / Tina Rodriguez

La verdad son las cosas que complican la óptica que la opinión pública tiene de la política estatal, sobre todo por la manipulación que hacen de ésta en busca de objetivos distantes a las peticiones populares.
Ciertamente es claro que los seguidores de Paco Rojas van por propio pie, y contrariamente sostienen sus twiteros y facebookeros que los seguidores de Fernando Castellanos van paga de por medio, lo que legitima a los primeros.
Igual y sí, pero esto no se soluciona con esa diferencia.
Desde luego que pulsando el asunto, en votos contados ganó Fernando; falta ver lo que determine el tribunal electoral del poder judicial de la federación, que es la última instancia y es en calidad de irrevocable.
Mientras veremos estas marchas aduciendo mayoría en cada bando, y hasta existe la posibilidad de llamar a nuevas elecciones pues lo contempla la ley.
En medio de todo esto destacan dos cosas a mi ver, como lo son Rómulo Farrera y el PRD estatal.
Para empezar el señor Farrera ya tomó partido, esto es no está en calidad de independiente, salvo haya votado por el PAN, y entonces lo hace parte de un partido, para sus aspiraciones futuras.
La otra es que César Espinosa, el criticado dirigente estatal del PRD, dijo que su partido no apoya al PAN cuando su dirigente nacional, Carlos Navarrete, aparece con el líder nacional del PAN, Gustavo Madero, en senda conferencia cuestionando la elección en Chiapas, cuando solo se trata de la elección en ésta capital. Desde luego que esa reunión de ambos en la cúpula nacional –en compañía de Paco Rojas- es para desprestigiar al PVEM como fuerza emergente del PRI, con miras a las elecciones de 12 entidades –y cuatro más que renovarán alcaldías y congresos locales- que cambian gobernador en 2016.
Versiones de muy diversa fuente –incluyendo internas del Sol Azteca chiapaneco- afirman sobre el que Espinosa es parte del aparato formado por Eduardo Ramírez Aguilar, el ex secretario de gobierno y ahora dirigente estatal del verde ecologista, que más que la verdad se dedicó a pasear por el estado en vez de concentrarse en la cereza del pastel como lo era Tuxtla Gutiérrez, sede de los poderes, y desde dónde el PAN podría ser una piedra en el zapato para la actual administración.
Espinosa Morales logró la posición de dirigente estatal mediante el manipuleo de delegados que motivó la deserción de destacados militantes, cosa que sucede desde 2000, cuando Pablo Salazar empezó a contaminar la estructura del PRD Chiapas, y que siguió con Juan Sabines hasta que disecaron el trabajo político a disgusto de los militantes que no jalaron con éste en 2012, ante la imposición de María Elena Orantes a la gubernatura, por sobre personalidades de destacada carrera política como Rutilio Escandón Cadenas, por ejemplo.
César Espinosa precisó que no está con Paco Rojas y la verdad éste ni lo necesita. El PRD en Chiapas ya no tiene presencia y desde luego su dirigente es una voz menor que no generó ningún impacto como al parecer, tampoco el nuevo vídeo que muestra a un Paco Rojas recibiendo otro moche.
O sea que ese grupo que lo sigue –pese a él- solo no quiere al PVEM en el gobierno municipal, por ser extensión del gobierno estatal, según esto, y ahora solo tendrán que demostrar ante el tribunal de referencia que ganaron, ante tanta irregularidad en la elección del 19 de julio.
La verdad también es que ambos candidatos en su momento hicieron campaña anticipada en menor o mayor escala. Pero como apuntaron por ahí, robar un peso es lo mismo que cien: sus seguidores acusan de que más se roban desde el gobierno.
La pregunta es las marchas ¿para qué? si ya se judicializó el proceso; la gente, los seguidores de cada cual ahora están –o estamos- de más.
Ya es mero lucimiento, buscar la nota: lucir a los destacables –como Rómulo Farrera- o ERA, al que le falta el aire ante éste magro resultado.

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