Alvarado, cuando se pierde la tranquilidad… / Ruperto Portela Alvarado

+ Se acabaron las tardes alegres.
+ Llegaron los «Juanito Alimaña»

«La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes/ cómo no/ ya no hay quien salga loco de contento/ donde quiera te espera/ te espera lo peor/
donde quiera te espera lo peor/ Juanito Alimaña con mucha maña llega al mostrador/ saca su cuchillo sin preocupación/ dice que le entreguen la registradora/ saca las billetes saca un pistolón, pum..,/ Sale como el viento
en su disparada/ y aunque ya lo vieron/ nadie ha visto nada/ Juanito Alimaña va’la fechoría/ se toma su caña/ fabrica su orgía. (Héctor Lavoe; «Juanito Alimaña»).
Como en la canción de «Juanito Alimaña», aunque todos lo vieron, nadie sabe nada. Así llegamos a la intranquilidad, al miedo a los fantasmas, a los delincuentes que actúan bajo la sombra de la noche o en la clandestinidad mientras la policía deja al garete a la ciudadanía. Alvarado, ha perdido la tranquilidad de aquellas tardes cuando sacábamos las mecedoras a las banquetas para refrescarnos.
Mientras los delincuentes andan sueltos, las familias alvaradeñas han tenido que vivir «tras las rejas» que han obligado las circunstancias a instalar en las puertas de sus casas. Se acabaron los tiempos de las fiestas y los paseos de noche por el zócalo o el malecón. Pero esto ya se veía venir desde mediados de los 90s cuando la droga empezó a circular por las calles alvaradeñas.
Una vez, de visita a Veracruz y en particular a la ciudad capital Xalapa, me entrevisté con el entonces Jefe de la Policía Judicial, Jorge Obrador Capellini, a quien le comenté –entre otros temas—que por favor se diera una vueltecita por Alvarado porque ya la droga y los delincuentes estaban circulando mucho. El jefe policiaco en Veracruz, de origen Campechano, aunque otros dicen que era tabasqueño, me contestó un tanto sarcástico: «Uta madre, pa´qué si Alvarado es una ciudad blanca donde lo más que pudiera suceder es que un marido borracho le pegue a su mujer».
Esto fue en tiempos del Gobernador Patricio Chirino Calero (1992-98) y desde entonces ya algunos taxistas comentaban que ellos mismos servían como «burros» o mandaderos para ir a comprar la droga y entregársela al cliente. De la droga se pasó a la delincuencia organizada para extorsionar, secuestrar, intimidar y hoy mantener de rehén al pueblo alvaradeño. Pero de esto no le voy a contar a mis paisanos porque lo están sintiendo en «carne propia».
Recuerdo cuando un grupo de alvaradeños íbamos a los bailes de Paso Nacional y regresábamos caminando tranquilamente por el puente a las dos o tres de la mañanas o los sábados y domingos cuando los bailes se hacían en la llamada «perrera municipal», detrás del Palacio y las muchachas con los novios o sus mamás atravesaban toda la ciudad en plena madrugada sin ningún miedo o percance. Éramos felices. Con decir que hasta los marihuanos y borrachos eran «muy buena onda.
Pero todo se acaba, la vida eterna y el amor bonito también se van. Ahora, Alvarado vive una especie de «toque de queda» o «estado de sitio» a partir de las siete u ocho de la noche, según lo que reportan mis amigos y familiares desde la bella, heroica, generosa y puerto de Alvarado. Se acabaron los bailes en «El Tomatito», «La Termo» o la explanada del «Puerto Piloto». Ya nada es igual.
Las fiestas de «Semana Santa» y Carnaval que ya vienen, tendrán que blindarse con la policía, elementos del Ejército Mexicano y la Armada de México; aunque lo más recomendable es que se aplique una operación de inteligencia para dar con los delincuentes y devolverle a los alvaradeños la tranquilidad de que siempre habían gozado. Quiero entender que «ya se pasó la prueba» durante las Fiestas Tradicionales del mes de octubre en honor a la Virgen del Rosario, que tuvieron saldo blanco.
Lo que más duele es que la autoridad estatal y/o federal, no voltean hacia un pueblo que está urgido de atención y que «pase lo que pase», ni siquiera los hechos de sangre, de extorsión, de secuestros pasan a formar parte de las estadísticas y por lo tanto, no son tomados en cuenta para operación de seguridad alguna.
Qué lástima que estén sucediendo estos dramáticos acontecimientos en Alvarado cuando desde siempre ha sido una comunidad tranquila, llena de alegría, bullanguera y de mucho corazón. Quizá –esperamos—esto tenga solución y la recomposición se la seguridad, lleguen pronto. RP@
Si deseas contactarme: rupertoportela@gmail.com

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