Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

La muerte en fin de semana

La esperada muerte de Carballo

No acababa de entristecerme con la noticia que me daba Patricia Zama acerca de la muerte del compañero de su vida, Marco Aurelio Carballo, el paisano, el colega, el amigo que del periodismo dio el salto a las glorias de la literatura, cuando leí en El País, de Madrid, la noticia del asesinato del colega foto reportero, Rubén Espinosa, tres veces más joven que el gran MAC.
Espinosa era corresponsal de la revista Proceso y de la agencia de fotografía Cuarto Oscuro, que provee de imágenes a la prensa escrita en todo el país. El fotógrafo fue muerto por incómodo a alguien del poder. Es curioso que todos los periodistas que han sido asesinados en Veracruz han sido periodistas incómodos para el gobierno del estado. Por eso los matan, Y nadie hace nada por castigar tales crímenes.
Ahora, los tentáculos de los asesinos aparentemente veracruzanos han trascendido Veracruz y han llegado a la ciudad de México. El cadáver del foto reportero fue encontrado, gracias a una denuncia, acompañado de cuatro cadáveres de mujeres en un departamento de la céntrica colonia Narvarte.
Espinosa cubría el tema de movimientos sociales y había denunciado que en junio empezó a seguirlo gente sospechosa y decidió cambiarse para protegerse al Distrito Federal, de donde era originario y donde viven sus padres.
Espinosa había alertado de su situación de peligro de vida a la organización no gubernamental internacional en defensa de los periodistas, Artículo 19, y al Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) con base en Nueva York. «Yo no confío en ninguna institución del Estado, no confío en el gobierno, temo por mis compañeros, temo por mí», dijo.
Y llegó el fatídico día. El hallazgo mortal por policías capitalinos, O los defensores de derechos humanos no le creyeron o no pusieron todo su empeño para protegerlo, Qué horrible.
Qué situación tan grave. Y lo peor es que es recurrente. Se repite y las autoridades hacen poco, por no decir nada, para desmantelar la red de asesinos de periodistas. Los periodistas españoles dicen, y no sin razón, que el estado de Veracruz es un foco rojo para los periodistas.
Desde la llegada en 2010 del gobernador Javier Duarte han sido asesinados en su territorio 12 reporteros, uno de ellos la corresponsal de Proceso Regina Martínez, con 30 años en el oficio, quien apareció estrangulada en su casa de Veracruz.
En 2014 México fue el país más mortífero del continente americano para los informadores, según Reporteros sin Fronteras, y ocupa el lugar 148 de 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa.
La muerte de Marco Aurelio Carballo, enfermo de una enfermedad neuronal de carácter terminal, era esperada, Es más, debido al sufrimiento que pasaba, era deseada. Ya estaba maduro para ir a descansar al eterno hogar de sus ancestros.
Pero en nuestra época de reporteros, en aquellos años felices, los hombres del poder eran unas bestias peludas, pero, que yo recuerde, no había tanto asesinato de periodistas incómodos.
A qué hora, cuando, México se volvió salvaje. Y empezó a sacrificar a los periodistas y defensores de los derechos humanos.
Ah. Resulta que el asesinato de Espinosa fue una muerte de odio. El o los asesinos le dispararon el llamado tiro de gracia, corroboró el procurador de la capital del país. El procurador Rodolfo Ríos Garza detalló que se abrieron varias líneas de investigación; se activaron los protocolos por feminicidio, homicidio y delitos contra periodistas.
Por la tarde de este domingo periodistas y activistas realizaron una manifestación masiva para exigir al gobierno de Peña Nieto que ponga atención a los asesinatos contra periodistas.

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