Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

¿Una mujer para la CNDH?

Piden al Senado transparencia para designar al ombudsperson
Inclusive solicitan, para el nombramiento, parlamento abierto

En un país donde cotidianamente los derechos de los seres humanos son burlados, violentados a diestra y siniestra, donde las mujeres, sobre todas las niñas, son raptadas, violadas y asesinadas por sicarios del sexo y de la delincuencia de todo tipo, tiene que reorganizarse, reestructurarse, refundarse las estructuras de la defensa de los derechos humanos. Organismos que realmente sean eficientes y eficaces y que tengan autoridad para proponer al poder legislativo enmiendas constitucionales en favor de la vida.
Los derechos humanos son connaturales a los seres humanos, a todos independientemente de raza, religión, color de la piel, estado socioeconómico, preferencias sexuales, nivel de estudios, entre otros atributos que la naturaleza, la sociedad y las leyes confieren a los habitantes de este país.
Y ya es el momento de que los gobernantes de todos los estratos, desde el presidente de la república, los miembros del poder legislativo, los ministros, magistrados y jueves del poder judicial se decidan a defender como un solo hombre a quienes son violentados en sus derechos y luchar consuetudinariamente, desde la educación parental, pasando por la educación escolarizada, la humana tesis de que todos tenemos derechos que se deben respetar.
Y en este contexto está centrado el papel de un ombudsman, un defensor institucional como el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que es el eje rector alrededor del cual se mueven organismos estatales, grupos de defensores agrupados en asociaciones civiles, y defensores independientes, muchos de los cuales han sido arteramente asesinados en toda la geografía nacional.
Un reporte del Sistema Integral de Información en Derechos Humanos del Centro ProDH, contabiliza más de un centenar de organizaciones de la sociedad civil y personas defensoras de los derechos humanos que les han pedido a los miembros Senado de la República que el proceso de designación del próximo titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se realice en un proceso transparente y abierto. Inclusive, digo yo, mediante parlamento abierto.
El Senado de la República tiene hasta el próximo 5 de octubre para emitir la convocatoria a fin de abordar la designación de la o el siguiente titular del organismo autónomo, quien deberá de asumir el cargo el venidero 16 de noviembre.
En una carta dirigida a los senadores, varias organizaciones expresaron que es necesario que quien ocupe la titularidad de la CNDH cumpla con un perfil con amplio conocimiento en materia de derechos humanos y con demostrada independencia e imparcialidad para estar al frente del organismo.
El nombramiento resulta relevante, dice el Centro PRODF, puesto que el país se encuentra en una situación «crítica»: más de 40 mil personas desaparecidas; más de 300 mil homicidios, 3 mil fosas clandestinas, 26 mil cuerpos sin identificar y 9 feminicidios diarios. Por ello, pidieron al Senado que la convocatoria para la designación de la ombudsperson se realice de manera participativa y con certeza jurídica en cada una de las etapas, y que se desarrolle en mejores términos que las realizadas por legislaturas anteriores.
Las y los expertos también piden garantías para que el proceso sea realizado con transparencia y que se establezcan mecanismos de participación ciudadana y de parlamento abierto, con criterios claros para evaluar a las y los candidatos y sus cualidades y méritos profesionales para asumir el cargo. Es importante garantizar igualdad y no discriminación en la designación, en particular de equidad de género, para la valoración de candidaturas. Propuestas. Sería muy apreciable que al final designaran como presidente de la Comisión, a una mujer. Generalmente, la mujer tiene más sensibilidad que el varón para distinguir entre qué es realmente una violación a los derechos de los hombres y mujeres de todas las edades. Y algo muy, pero muy importante: escudriñar las cárceles en donde se pudren cientos de personas inocentes particularmente indios que no hablan más que su lengua original y no tienen cómo defenderse de presuntos delitos que les colgaron.

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