Articulo Único / Angel Mario Ksheratto

Retroceso democrático

Quien diga que ganó limpia y democráticamente la elección que terminó hace unas horas, estará mintiendo descaradamente. Fueron tantas las fallas, las incidencias negativas, los errores, las pifias, los delitos cometidos, que no entendemos por qué, no se pospuso ésta. Hubo, desde el inicio del proceso, los elementos necesarios para tomar acciones que previnieran la violencia que la mala praxis electoral generó en muchos municipios. El árbitro de la contienda —el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) —, fue el principal responsable de haber asistido, el pueblo de Chiapas, a la elección más sucia de toda su historia.
Sobre la serie de faltas cometidas por el IEPC, quisiéramos culpar a la inexperiencia humana, pero las omisiones y los actos vistos y comprobados, nos obligan a creer y afirmar que se trató de acciones dolosas en detrimento de la tambaleante democracia de Chiapas.
Esa institución, que nació impedida para todo y mamó su fortaleza de los escándalos personales, el dispendio y la falta de transparencia, fracasó aún en su intento de esconder las anomalías que desde antes de iniciar formal y oficialmente el proceso, se denunciaron. No alcanzaron, los concejeros, siquiera a pretextar la falta de capacidad para responder a las más elementales dudas de la sociedad y menos, para garantizar un proceso civilizado, democrático y libre de toda sospecha.
Si el árbitro hubiese sido competente y hubiera tenido la suficiente autoridad moral para imponer las sanciones que la ley contempla, habríamos tenido una jornada comicial sin sobresaltos ni sospechas, ni acusaciones mutuas. Desde días antes de emitir el sufragio, hordas de seguidores de distintos candidatos, merodeaban pueblos y ciudades sembrando el terror, sabedores que no había autoridad competente para hacerlos entrar en razón y menos, para castigar la ola de violencia que provocaron y que, lastimosamente, seguirá creciendo en virtud de los resultados finales.
El acarreo de votantes, la compra de votos, la presión y la coacción, estuvieron presentes en casi todas las casillas éste domingo. Ninguno de los partidos o los candidatos temió violar la ley, gracias al manto de impunidad y protección de la que gozaron y que, desgraciadamente, seguirá siendo la tónica en los días venideros.
De tal manera que, como digo al principio, ninguno de los candidatos triunfadores podrá afirmar que ganó de manera limpia y democrática. Nunca existieron las condiciones para un proceso ejemplar, digno, respetuoso. Lo saben todos, porque al final, todos fueron víctimas y victimarios; todos hicieron su mejor esfuerzo para robar la elección. Y se la llevó, el que más recursos invirtió para ello.
Si existiese una pizca de dignidad en cada uno de los que salgan «triunfadores», le harían mucho bien al estado si pidieran la anulación de los comicios y exigieran un nuevo proceso, con consejeros independientes, firmes, honrados e inteligentes. ¡Lo sé! Estoy soñando, pero debemos creer todos que, por ahí, en alguna parte, debe haber uno entre mil, que esté consciente del grave daño que se le ha hecho a la democracia y que éste, deba ser reparado de inmediato.
No tenemos motivos para asegurar que vivimos una democracia plena. En el tema electoral, si ya estábamos atrasados, con éstas elecciones, retrocedimos 40 años, a aquellos tiempos en que el PRI y solo el PRI, ganaba todas las elecciones, a base de brutalidad, intimidación, compra de votos y otras acciones deleznables.
Mentirá quien diga que hay democracia. No la habrá, hasta que no tengamos elecciones sin barruntos de violencia, ni cochinadas como las que permitió, promovió, y llevó a cabo, el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana. Los consejeros, no solo deben ser destituidos ya, sino que deben ser sometidos a juicio político por haber arrastrado a la entidad al clima de violencia y confrontación que hoy padecemos los chiapanecos.
No más cuentos chinos ni cuentas alegres. No hemos podido superar la inercia del pasado, ni entendemos bien a bien, qué es la democracia, ni qué es el respeto al voto, ni qué es la verdadera participación ciudadana. Hoy, los ciudadanos de verdad, fueron desplazados por hordas criminales que sembraron pavor; los verdaderos ciudadanos, fueron solamente, utilizados para fines antidemocráticos. La participación ciudadana, ha sido solo para sacarle impuestos para pagar onerosos sueldos y regalías extraordinarias a un grupo de «consejeros» ruines e inmorales. Sí, estoy muy molesto, porque Chiapas, no merece más burlas de éstas.

@ksheratto
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