Cae grave segunda enfermera en huelga

María Cielo Gramajo Cundapí fue internada de emergencia esta tarde en el hospital Rafael Pascacio Gamboa con severas complicaciones de salud

Portavoz / Agencias

[dropcap]L[/dropcap]a enfermera María Cielo Gramajo Cundapí fue internada de emergencia esta tarde en el hospital Rafael Pascacio Gamboa, en Tuxtla Gutiérrez, con severas complicaciones de salud tras 22 días en huelga de hambre, informó María de Jesús Espinosa, una de las voceras de movimiento.
Alrededor de las dos de la tarde la trabajadora de salud fue ingresada al nosocomio en una camilla por un grupo de compañeros, después de desmayarse en el campamento.
Espinosa de los Santos señaló que María Cielo ingresó al área de urgencias con padecimientos de hipotensión (baja presión sanguínea), deshidratación, calambres, náuseas y mareos, donde especialistas le suministran suero y otros servicios médicos.
El médico Víctor Hugo Zavaleta Ruíz, uno de los representantes de los inconformes en la comisión negociadora ante el gobierno estatal, dijo que la salud de la enfermera se encuentra en grave deterioro y fue necesario hospitalizarla de emergencia.
La enfermera tenía ya secuelas causadas por la primera huelga de hambre de 10 días que sostuvo con nueve compañeras, y que concluyó el pasado 12 de abril cuando se suscribieron las minutas de acuerdo con las autoridades estatales.
La compañera, agregó Zavaleta Ruíz, ha resistido dos períodos de ayuno y acumulado más de 30 días sin probar alimentos, bajo las carpas y soportando temperaturas de hasta 40 grados centígrados.
«La crisis de salud de Gramajo Cundapí se agudizó ayer y fue necesario aplicarle de manera permanente medias elásticas porque presentaba mayor ruptura de vasos sanguíneos debido a la fragilidad capilar», indicó Espinosa de los Santos.
En esta misma situación se encuentra la ayunante Nelly Ivonne Castillo Escobar, quien sostiene el ayuno con su sus colegas Emma Escobar López, Rosa Eloyda Pérez Lázaro, Verónica Zenteno Pérez y Claudia Lizeth Martínez Camacho.
El doctor Zavaleta Ruíz había advertido que las seis enfermeras se encontraban ya en estado de inanición, debido a la falta de nutrientes en sus organismos. La inanición, explicó, es un proceso destructivo de «autocanibalismo» del cuerpo ya degradado por la no ingestión de alimentos.
«Las ayunantes se encuentran en franco proceso de inanición, que ocurre cuando el organismo se autoconsume, inicialmente a partir de las grasas y después acude a la masa muscular para, principalmente, alimentar el cerebro como uno de los órganos vitales esenciales».
Agregó que la fase crítica de este recurso biológico de sobrevivencia, según la complexión muscular de la persona, empieza a los 40 o 50 días de ayuno prolongado.
Esto ocurre cuando el cuerpo empieza «a degradar órganos vitales como los intestinos, hígado, riñones y corazón».

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