Chiapas desde el Senado / Zoe Robledo

El Legado de Fray Matías de Córdova

Por mucho tiempo se ha pensado —y ese pensamiento es ampliamente compartido, en distintos puntos geográficos y sectores sociales— que a Chiapas llegaron todas las desgracias del hombre y todos los males de la historia. Esta lectura de nuestra entidad tiene algo de validez, pero en general ha servido para justificar ineficacias, mala aplicación de los talentos y la poca predisposición al esfuerzo extra. Ha sido, en lo esencial, una nueva modalidad en la visión de los vencidos.
Los chiapanecos, como la mayor parte de los mexicanos, también tenemos un mal encuentro con nuestro pasado. Se nos aparecen demonios y fantasmas inexplicables, con frecuencia provenientes de un lugar llamado Desconocimiento: a este respecto, no podemos arrojar la primera piedra sin riesgos mayores. Sin embargo, ese pasado no ha sido tan malo como se supone tan frecuentemente: hay personajes, pueblos y acciones históricas que podrían enorgullecer a cualquiera y los chiapanecos necesitamos acercarnos más a ellos. Uno de esos personajes es Fray Matías Antonio de Córdova y Ordóñez.
Cuando Fray Matías de Córdova trae una de las primeras imprentas que llegaron a nuestro país, no pensaba en hacer negocios o ponernos a la moda. Pensaba en la necesidad de un instrumento de ese nivel para reproducir y dar difusión a las huellas del conocimiento humano. Los escritos eran un instrumento de la cultura liberadora que, por supuesto, debería llegar a todos en todas partes. Debería enseñarse la lectura y la escritura; pero antes debe enseñarse a enseñar: por eso funda la primera Escuela Normal de América, en Ciudad Real, en marzo de 1828.
Fray Matías Antonio nació en Tapachula, el 17 de marzo de 1766 y falleció el 17 de octubre de 1828. Estudió Latín en Ciudad Real y, posteriormente, se trasladó al Convento de Santo Domingo en Guatemala, en donde comenzó a trabajar sobre el tema indígena relacionado con la religión; incluso ganó un concurso relacionado con el tema, organizado por la prestigiada Sociedad Económica «Amigos del País» en aquella ciudad centroamericana.
Sus lecturas fueron las de un enciclopedista en ciernes. Sobre todo, abrevó en el humanismo Erasmista, justamente el pensamiento que pone al hombre en el centro de las consideraciones filosóficas; el que sitúa al ser humano como el sujeto y objeto de la Redención y no como ingrediente para fortalecer los corporativos o intereses de los actores religiosos. El pensamiento Erasmista intentaba conciliar la fe con la razón, porque «Dios es razonable» y, sobre todo, con la real fraternidad humana.
Fray Matías traslada el pensamiento de la ilustración y del Erasmismo a la provincia de Chiapas. Para liberar a todos, primero había que liberarse, uno mismo, de las gruesas lajas culturales de dominación entre los hombres. Había que igualar a los indios con todos, a partir de que abandonaran el lenguaje y la vestimenta de los vencidos. Fray Matías lo decía sin ambages: hay un lenguaje y una apariencia de los vencedores, en este caso los españoles, y uno que parece marcar a los indios. Es necesario borrar las diferencias en todos los planos.
Fray Matías Antonio es uno de los principales precursores de la Independencia de Chiapas y de su reincorporación a la República Mexicana. Este pensador sostuvo siempre que la independencia no era respecto a la España liberal, la de la Constitución de Cadiz, sino del absolutismo en el gobierno y el componente fanático en la religión. Por eso mismo, había que enseñar a leer a los indios y llevarles un mensaje menos autoritario del Cristianismo. Había que desarrollar un corpus social pensante y para ello era necesaria una Universidad liberal. Como se sabe, no solamente fue un pontificador de la educación; sino que escribió sobre temas pedagógicos; fundó, como ya se dijo, una escuela normal y participó en la refundación de la Universidad de las Chiapas en 1826.
Fray Matías fue un enciclopedista y un liberal, pero no cayó en la idea de endiosar a la razón. Como todo gran revolucionario del pensamiento, fue un romántico y escribió poesía de alta calidad. La liberación de los indios era, para él, una empresa romántica, aun cuando debería hacerse con los pies en la tierra.
Hace falta un análisis más profundo de la obra pedagógica, poética, religiosa y política de Fray Antonio Matías de Córdova. También es importante explorar sus relaciones con Fray Juan Manuel Zapata, fray Benedicto Correa, fray Manuel Zacarías Velásquez y el coronel Pedro Celis, jefe de armas de la plaza de Comitán: Todos ellos formaron un verdadero cenáculo no solamente de conspiración independentista, sino de reflexiones políticas con un trasfondo filosófico. En realidad, ellos influyeron profundamente en la independencia de Chiapas y buscaron hacerla más humanista: más comprometida socialmente con los chiapanecos.
Bibliografía
Emilio Zebadúa, Breve historia de Chiapas, México, FCE-CM, 1999.
Edgar Robledo, Valores humanos de Chiapas, México, s.p.i. 2000.
Rómulo Cosse, «Fray Matías de Córdova» en Crítica Latinoamericana, México, Universidad Veracruzana, 1982.

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