Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

El cinismo en las campañas

Ayer fue el arranque de campaña de los candidatos que buscarán ser los sucesores de Manuel Velasco Coello este 2018. En cada uno hubo personajes indeseables cuyos rostros se han tatuado en la memoria de gran parte del electorado y que sacaron silbidos y consignas de repudio. Algunos, incluso, son los mismos que en el 2015 aparecieron agitando una bandera verde, respaldando el terrible fraude que buscaba ponderar al tucán y que hoy, cobijados por el arribismo y la pérdida de ideologías, han encontrado un refugio en donde miles de mexicanos veían algo diferente.
En esta ocasión me refiero a Eduardo Ramírez Aguilar y a Sasil De León Villard, ambos férreos defensores del verdeecologismo hasta hace apenas unos meses y ahora buscando una posición en la Cámara Alta desde otro instituto político. Risible verdad, pero verdad al fin. El primero, apenas salido del Congreso local desde donde fue el presidente de la Mesa Directiva y de su propio partido el Verde Ecologista de México (PVEM) del cual fue presidente. Es más, fue quien armó el famoso Movimiento por la Dignidad y que dijo que su lucha no llevaba tintes partidistas ni búsqueda de algún puesto de elección popular. Mintió, claro está. Sus apuestas terminaron fructificando.
La segunda es la exdelegada del programa asistencialista y que ha servido como método de manipulación y control al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a las madres beneficiadas. Se trata de Prospera. Fue diputada federal con un paso parco y gris, pero que cuenta con el cobijo del propio gobernador y de la familia Coello. Todos conocemos su trayectoria y su desastroso paso por la misma Secretaría para el Desarrollo y el Empoderamiento de las Mujeres (Sedem) del que ya hemos señalado con antelación en esta misma columna. Y sí, los cotos de poder que tiene también le han rendido frutos.
Ambos fueron ayer repudiados por un sector de la militancia del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que sabe que, por intereses aviesos, lograron imponerse por sobre los aspirantes que habían estado haciendo trabajo de campo, que tenían ganado el derecho a participar y a ser cobijados por el partido, pero no fue así. Lo más lamentable, considero, es el cinismo que los dos políticos ahora morenos ponderan (claro, es una fórmula aplicada por todos a lo largo y ancho del país). No se inmutaron al escuchar sus nombres, al escuchar los «fuera, fuera», ni las rechiflas que llevan inmerso un mensaje de nuestro barrio y cultura, y que se erige como «código de guerra».
Y la inoperancia se palpa cuando la misma gente que le lleva a Sasil De León sus redes sociales, mostrando un desconocimiento de lo que ocurre en la política de nuestro estado y de los propios tiempos electorales, ponderaba que la exdiputada verde estaba acompañando al líder nacional Andrés Manuel López Obrador en su gira de campaña por la entidad, cuando el mismísimo AMLO había llegado a Chiapas a respaldar el arranque del candidato de la coalición «Juntos Haremos Historia», Rutilio Escandón Cadenas, para la sucesión gubernamental. Así el nivel que exhiben, así los tropezones.
Lo cierto es que si algo debe quedarnos claro es que los ánimos del electorado y de las militancias deben calmarse por sobre todo y cuanto antes. Mientras en las redes se tunden con todo, mientras se atacan y se desviven, los políticos pactan y sonríen sabiendo que todo ese fervor politiquero es simple desahogo que no detona en nada y que todo seguirá el curso que los intereses buscan. De ahí derivan las sonrisas de Sasil y Eduardo, de ahí su tranquilidad y su postura relajada ante los señalamientos de algunos militantes que siguen desencantados con algunas decisiones, de ahí esas risas de coqueteo con el líder nacional que sí fueron correspondidas. Porque en el fondo de todo esto, le explico, el malestar sale sobrando ante la forma en que se tuerce todo y la historia no miente.
Así han arrancado, pues, las campañas: con Rutilio Escandón cobijado por AMLO; con Roberto Albores Gleason respaldado por José Antonio Meade; con José Antonio Aguilar Bodegas sin el cobijo de Ricardo Anaya, y por Chus Orantes acuerpado por el que quiere quitarle las manos a los que roben, aunque sea poquito, El Bronco. La guerra sucia que comenzó desde hace rato empezará ya en estos días a tomar un sabor especial. Si le sirve de consejo, no se enganche. Nada es personal en redes sociales, menos aun cuando se trata de política.

Manjar
En política las formas son el fondo y es algo que todos sabemos bien. De ahí que una imagen que muestra a la señora María Elena Orantes López, candidata al Senado de la coalición Por Chiapas al Frente, caminando de la mano de Yuawi, el niño de nueve años de una comunidad indígena huachicol, en la Perla del Soconusco, haya dado vueltas en las redes criticando fuertemente el arribismo de la candidata. Y no es para menos. Cierto es que el pequeño viene acompañado de su padre y que seguramente reciben un pago por esto. Indiscutible dato, confieso. Pero el asunto no es ese, sino que los partidos recurren a cualquier artilugio para buscar posicionarse. Mientras unos ponderan un discurso de defensa de la niñez y condenan la explotación infantil, otros recurren a ella con un rostro de falso altruismo. #TodosSonIguales // La recomendación de hoy es Ocnos de Luis Cernuda y el disco Alta fidelidad de Mercedes Sosa. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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