Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

El sendero del PRI

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) necesita reinventarse. En Chiapas, por ejemplo, le urge una «reingeniería» desde sus bases: empezar a conformar los comités municipales y estar listo para el 2021, al menos; apostarle, ahora sí, a la unidad, entendiendo que los tiempos han cambiado y que son ya cuatro sexenios con este que llega que no han tenido un gobernador emanado de las entrañas tricolores. Que las traiciones y las puñaladas se han cocinado desde sus misma casa y que muy difícil será que logren algo mientras siga persistiendo el pensamiento anquilosado y porril desde el Comité Directivo Estatal.
Y es que alguien debería explicarle a Julián Nazar, líder del priismo en Chiapas, que su desatada lengua es la que causó más daños que aciertos en la antesala de las campañas y que terminaron dejando a su candidato con los sueños rotos, y que, todo parece, que se niega a modificar su código de conducta: esa postura retadora, su ironía mal empleada a la hora de hablar, sus tropezones y deslices lingüísticos y su empecinada idea de mostrarse como un machito envalentonado que juega a los adjetivos ufanos, son una loza muy pesada para el partido de mantenerse ese fondo amorfo. Lo he dicho siempre.
Curioso es que ahora él, un personaje con un historial de malos manejos en la administración pública, hable de elecciones irregulares y que no se siente a analizar que cada una de sus acciones, cada arrebato, cada señalamiento que hizo, fue lo que terminó pasando facturas muy caras. Su afán de obstaculizar a José Antonio Aguilar Bodegas, el de no saber liderar al partido y fomentar la desunión en los liderazgos dentro de su «hogar», por mencionar algo, son los cabos que hoy los dejaron fuera de la grande y lo sabe, pero su soberbia es ingente como para reconocerlo. Al final de todo, eso sí, Nazar no perdió. Él no. Porque su historia nos ha mostrado que su objetivo es particular y no grupal, y por eso es que sigue anclado en frases fuera de lugar y en comportamientos burdos como el de seguir pensando que se necesitan «tamaños» para sacar adelante al partido, y no entender que lo que requieren son ideólogos, estadistas y una escuela que forme políticamente a quienes comulgan con los ideales de su partido.
Por eso el PRI en Chiapas debe sacudirse y reescribir su historia. No tiene de otra si es que quiere retornar a la competencia. Y es aquí donde los cuadros que conocen los orígenes del instituto político deben participar. No es con «tamaños» que se construye y se gana, que se forma y se conduce un instituto político. Es con principios, con inteligencia, con autocrítica y con la capacidad de poder ver que seguir actuando como troglodita es seguir labrando en piedra y sembrando en tierra infértil.
Habla de obtener una segunda posición en las votaciones pero su partido sólo alcanzó cinco curules en el Congreso local, al igual que el Partido del Trabajo (PT), y está por debajo del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) que obtuvo ocho y del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que obtuvo diez. Me parece sensato que Julián Nazar entienda, en un principio, que no es si el PRI asume o no el calificativo de partido de oposición como tal, lo cual se da al ser contrario a las ideas de quien gobierna. Digo, desde la misma polis griega se podía encontrar esa acepción. Sino que el PRI debe asumir una postura y la primera es la reconstrucción general y eso implica un cambio de fondo que genere, por ende, un cambio en las formas.
El PRI necesita sangre nueva. Reinventare o morir, y no hay más. Los viejos priistas deben preocuparse (y ocuparse) por forjar nuevos cuadros que estén a la par de los retos que exige la nueva forma de hacer política, que entiendan que los años de los porros cumplieron su cometido pero que son ya obsoletos y que hoy son más restas que sumas, y que es necesario construir las bases. Porque los partidos han olvidado ese principio básico de mantener sólidos los principios y siguen añorando las glorias pasadas, aunque muchas de éstas se hayan obtenido a base la sangre derramada.
Los comicios ya fueron y los tiempos de poder analizar concienzudamente lo ocurrido, poniendo en la mesa las verdades, han llegado. Nazar culpa a todo mundo de la derrota de su partido, cuando él mismo fue un colaborador para que las cosas se les salieran de control. En ocasiones no conocerse a sí mismo es el error más grave y creer que todo es miel sobre hojuelas un error que cuesta caro. Bien lo dijo Sun Tzu en El arte de la guerra «conoce al enemigo y conócete a ti mismo, y en cien batallas no estarás en peligro».

Manjar
En breve el gobernador Manuel Velasco deberá pedir licencia. Se va al Senado pese a todo. Nombres suenan y suenan para ocupar ese puesto, pero ante la incertidumbre y la rumorología que alimentan, como un animal aletargado, desde los pasillos del Ejecutivo, no se sabe a ciencia cierta qué pasará. Lo que sí es cierto es que desde la Cámara Alta el aún gobernador de Chiapas tendrá seis años para operar políticamente no sólo la sucesión estatal sino el empoderamiento de sus allegados. No lo dé por muerto, en política es un error muy grande. #OtroQueCaeParriba // La recomendación de hoy es El desarrollo económico: un mito de Celso Furtado y el disco Abbey Road de The Beatles. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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