Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

La ruta del Presupuesto 2019

Algo no pinta bien cuando a las universidades, a la cultura, campo, ciencia y tecnología se les reduce el presupuesto 2019. Y no pinta bien porque uno de los grandes problemas que ha tenido México es ese desdén con que los gobiernos en turno ven a la educación (en todos sus niveles) y, en particular, a la investigación en todas sus ramas.
Pasan por alto que la educación superior es estratégica para el desarrollo de nuestro país, como señaló de forma literal la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies) de México, misma que se encarga de agrupar a las principales instituciones de educación superior públicas y particulares en toda la república y que ha mostrado preocupación por esa intentona ya anunciada que ahora reposa en manos de los legisladores (cosa preocupante).
Entiendo el discurso de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, cuando señala que se debe hacer más con menos. Entiendo hacía dónde se dirige y a la austeridad que evoca derivada de la preocupación del cómo recibió a México tras el saqueo de los últimos sexenios.
Y es por eso que me pregunto: ¿por qué dar más presupuesto a otros rubros y quitarle a las universidades que deberían ser apuntaladas y dotadas de más recursos para que se fomente la investigación, las ferias de investigación, etc.?, ¿por qué quitarle recurso a los programas que atienden los programas de violencia contra las mujeres?, ¿por qué nos buscar un equilibrio en la distribución de ese recurso para este año que viene?
Los rubros más beneficiados, según se ha difundido en diferentes medios de comunicación, son Trabajo y previsión social, Energía y Turismo, quienes sobrepasan por más de 900 por ciento lo que recibieron el año pasado (dos de ellos al menos, el otro llega al cien por ciento más), lo cual supongo tiene que ver con el fomento al empleo y a reducir la ingente tasa de marginalidad que crearan los gobiernos pasados.
A estos rubros le siguen Bienestar, Defensa Nacional, Desarrollo agrario, territorial y urbano, y Educación Pública. Este último, curiosamente, con un incremento de apenas del 2.9 por ciento más que el año pasado, a diferencia de la Sedena que aumenta su presupuesto en un 11.3 por ciento (un rubro que siempre se ve beneficiados sexenio tras sexenio).
Sin embargo, siguen siendo las universidades, la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología las eternas sacrificadas, a las que miran con apatía, a las que ningunean y que dejan fuera de esa repartición exquisita que se ha repetido desde hace mucho tiempo y que, cabe aclarar, no es exclusiva del gobierno de Andrés Manuel López Obrador pero que no deja de sorprender por lo que señaló en campaña.
Sólo hay una forma de ver cambios de fondo en un país como el nuestro y es apostando con todo a la educación y a la cultura. No hay otra manera, al menos no para mí. Pero esto no se va a lograr si se siguen acuerpando esas viejas prácticas de preferir las armas a los libros. ¿Hasta cuándo se seguirá viendo de soslayo a la educación, hasta cuándo se buscará que cada estado tenga una reforma educativa propia de su contexto, de sus lenguas, de su cultura, por ejemplo?
Para que otro México sea posible este gobierno debe tener una mirada más amplia y ello debería obligar, como bien señaló en un post la doctora Yolanda Castañeda, a que el gobierno, entonces, voltee a ver de frente qué han hecho las universidades, en Chiapas al menos, con el presupuesto que les asignaron. La Unach tiene cerca de 2 mil millones de pesos que se hicieron humo y que hasta hoy, según se dice, nadie sabe su ruta, aunque sí sabemos las manos que lo evaporaron y deberían ser llamadas a rendir cuentas.
Las universidades requieren de presupuesto, pero también requieren ser saneadas. Que se muestre a esos exrectores que gustaron de los excesos, que se sirvieron con la cuchara grande, que abusaron de todo y que convirtieron a la universidad en un nido de corrupción, pero ese es otro tema del que ya hablaré en breve.
Lo cierto es que ojalá el gobierno de la república enderece el camino, que entienda que solamente la educación, como señalara José Martí, nos hará libres.

Manjar
Vi Roma. Sí, la película que convirtió en crítico de cine a más de uno. La vi y me gustó. Tiene fotografías que, pese a estar más que cuidadas, son bellísimas. La historia, aun con sus altibajos, es buena. Repito, la vi y a mí me gustó. Si usted la vio y no le gusta, me alegra. Si la vio y le gusta, también me alegra. El chiste de todo es que aprendan a respetar las diferentes ópticas, los diferentes puntos de vista. Al final, Alfonso Cuarón consigue lo que quiere: polemizar, que todos pese a sus comentarios a favor o en contra terminen montados en ese tren que dizque odian, el del mame, el de siempre, el de las redes. #CámaraNoMeAgüito // «Vale más caer entre las patas de los buitres que entre las manos de los aduladores, porque aquellos sólo causan daño a los difuntos, y estos devoran a los vivos». Antístenes. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro El jardín de Goebbels de Marcelino Champo y el disco Lost On You de LP. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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