Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Golondrinas a los que cobran sin volar

La primera vez que escuché el término aviador fue en 1999, en San Cristóbal de Las Casas. Un amigo venido del norte lo usó para justificar los jugosos depósitos que le caían cada catorce días sin falta (pese a sus 19 años), que le permitían una vida de lujos y derroche (de la cual gozábamos su grupo de amigos de la misma edad). «Soy piloto onde chambea mi jefe», dijo, y en ese tiempo eso nos bastó para no preguntar más.
Hoy, sé que ese vocablo trae una carga no sólo semántica sino que representa un lastre para la economía del país. Según el Diccionario de Español de México un aviador es aquella «persona que figura en una nómina y percibe sueldo, pero no se presenta a trabajar». Es en esa definición donde se incrustan familiares, amigos, conocidos y hasta los amoríos de los políticos. Son el espacio idóneo que le cuestan miles de millones de pesos al erario.
Por algo la noticia de que en la Cámara de Diputados se fueron «a volar» casi tres mil aviadores fue tomada con júbilo, pues se trata de un ahorro de 935 millones de pesos al año que se llevaban estas personas a las que no señalaron de «aviadores», sino también que «eran poco productivos», según palabras del presidente del Comité de Administración de San Lázaro, Ignacio Mier del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Esta medida emprendida en San Lázaro es indispensable y debe ser, forzosamente, el comienzo para que las instituciones se saneen, para que se limpien de toda esa fauna nociva que ha estado incrustada por años (muchos de ellos de legados de más de un sexenio) y que es un enorme lastre que abona al impasse en el que se ha mantenido la nación por mucho tiempo.
La reducción anunciada en la Cámara Baja es bastante significativa. Pasarían de siete mil 295 trabajadores a de cuatro mil 352, lo que representa, en números, un ahorro de dos mil 805 millones de pesos en tres años.
Para nadie es secreto que el principal daño al erario, en los tres órdenes de gobierno, son los aviadores: esos que terminan dándose una vida de lujos (son tan estólidos que no saben ocultarlo en las redes), los que no tienen empacho en mostrar aquello que no son y que, en muchos de los casos, hemos visto portar «charolas» que no devengan y que termina convirtiéndose en escándalo: alimento favorito del hoy.
Recuerdo que en las campañas políticas del 2018 se hizo mención de que en el Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Smapa) lo que más había eran aviadores: solapados, muchos de ellos, por el propio ahora exalcalde Fernando Castellanos Cal y Mayor, y otros más heredados del sabinato y del propio sexenio del exgobernador Manuel Velasco Coello.
Los señalamientos eran claros y argumentaban que con el ingreso que percibía dicho organismo era imposible que se encontrara en «números rojos», como se ha venido señalando hace rato ya. Bien o mal, el dato se quedó ahí y terminó en una entrevista atropellada donde el alcalde sustituto, Carlos Molano, en conferencia desde el Ayuntamiento, quiso tapar el sol con un dedo negando el dato (que el mismo Fernando Castellanos había aceptado) para luego, como buen político, recular y terminar aceptando lo que era un secreto a voces.
Ahora, parece que se puede aspirar a que esto cambie. Se puede pensar que los aviadores, quizá no todos, pero sí una mayoría, dejen de «huachicolear» el erario y permitan que ese dinero sea invertido en programas sociales y obras de impacto social. Porque no sólo es San Lázaro, sino en la Secretaría de Bienestar (otrora Sedesol) se ha tocado ya este tema que tiene, seguramente, con los pelos de punta a más de uno que sienten pasos en la azotea y que ven su minita de oro desmoronarse.
Y ojo que no va muy lejos que en Chiapas se empiece a hacer lo mismo, pues los estados caminan con el mismo galope que propone el presidente. Es tiempo ya de que se analice con lupa el puesto y desempeño de muchos que ni pichan ni cachan, que se escrudiñen los institutos y oficinas para que se quiten de esas nóminas a quienes no hacen nada y cobran sin siquiera saber cómo se vuela en la burocracia y la administración pública. Ya lo dijo AMLO: es tiempo que al país y a todos nos vaya bien, y para eso se debe hacer una limpia con todo y su rama de albahaca. Sí que sí.

Manjar
Son 15 las cuentas bancarias que la Secretaría de Hacienda ha congelado hasta estos momentos, de 24 involucrados con el lavado de dinero producto de la venta de gasolina robada en el país, esto luego de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pusiera en marcha el plan de combate al huchicoleo. Según el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP, Santiago Nieto, las investigaciones han alcanzado a empresarios, un exdiputado local, un exalcalde, y tres exfuncionarios de Petróleos Mexicanos (Pemex). «Se han llegado a lavar, por lo menos, 10 mil millones de pesos producto de la venta de combustible robado», señaló. Parece que el mapeo en la investigación que está haciendo el gobierno federal está tocando las altas esferas. El general León Trauwitz, por ejemplo, ahora sabe ya de ello y quizá, no lo sé de cierto, sea el primer alfil que pose tras las rejas. #LesCayóLaVoladora // «El primer método para estimar la inteligencia de un gobernador es mirar los hombres que tiene a su alrededor.» Nicolás Maquiavelo. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Operación masacre de Rodolfo Walsh y el disco Suck It and See de Arctic Monkeys. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

Contacto directo al 961-167-8136

Twitter: @C_T1

Mail: palabrasdeotro@gmail.com

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *