Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Coita, sin pies ni cabeza

Por varios trienios el municipio de Ocozocoautla ha estado inmerso en una serie de problemas que crecen de forma desmedida ante la inoperancia y falta de tacto de las autoridades para poder darles solución. La actual administración no ha sido la excepción y la ciudadanía, cansada de las improvisaciones y la egolatría que, aseguran, impera en el ayuntamiento, ha convocado a una «Caminata por la seguridad de los coitecos».
La marcha, que desde su convocatoria busca ser pacífica, debe ser el punto de quiebre para que el alcalde Alfonso Estrada tome cartas en el asunto, ponga pies en el suelo y comprenda que entró en funciones desde octubre, y se debe al pueblo que lo eligió y no a un grupúsculo de amigos y familiares que se creen dueños de todo.
Sobre todo, porque (lo recuerdo bien) él fue uno de los más fuertes críticos de la administración pasada a la que acusó de ingobernabilidad y de incapacidad para cumplir con las promesas de campaña: curioso factor que él y sus colaboradores hoy están repitiendo de forma desmedida.
Las denuncias sobre el incremento de la inseguridad son muchas para el poco tiempo que lleva en el poder la nueva administración y parecen mostrar que el saco les ha quedado grande a sus colaboradores, y al mismo edil: quien no acaba de entender que dentro de sus funciones está «el ejecutar las decisiones del Ayuntamiento» y, sobre todo, «resolver los asuntos que sean urgentes comunicando al Cabildo en las Sesiones de Cabildo».
La marcha y los llamados a escuchar las peticiones son varias, y Alfonso Estrada debe salir de su burbuja, bajarse de su ladrillo que lo trae mareado y empezar a buscar los mecanismos para que Coita pueda ser el pueblo pacífico que fue años atrás. Urge que esa política frívola y de andar acusando que lo quieren desestabilizar termine, y que demuestre con trabajo que sí está a la altura de las circunstancias como prometió.
A nadie ayuda que Alfonso Estrada mantenga una política de oídos sordos, menos ahora que es un secreto a voces que el mismo Partido de la Revolución Democrática (PRD) decidió, por el comportamiento que va en contra de los principios del partido, quitarles el Comité Ejecutivo Municipal y que, dicen las malas lenguas, anda buscando refugio en otro color: buscando sacar raja del momento que se vive en el país, políticamente hablando señalan (ojo aquí).
Y es que lo prometido en campaña, según los propios pobladores, en nada se compara con la realidad que se vive en el municipio: ni la inseguridad ha disminuido (por el contrario, se ha disparado), ni llega el agua potable como se dijo y menos aún se están escuchando las inquietudes ciudadanas.
Ojalá y su equipo de trabajo entienda que se requiere más que el ego para gobernar y que «hacer política» es la capacidad de encontrar los mecanismos necesarios por y para el pueblo, y no para sentirse «todopoderosos» y con el poder absoluto, cuando los ediles son efímeros y en tres años se van con una mancha enorme sino hacen las cosas bien y hasta la muerte política puede alcanzarlos.
Que no olvide Alfonso Estrada de dónde viene. Siempre dijo que le había costado mucho trabajo el tener lo que tiene (yo mismo lo entrevisté un par de ocasiones) y eso es muy valioso, pero su comportamiento actual dista mucho del de un hombre que sabe lo que cuestan las cosas. Sobre todo cuando se rodea de aduladores ignorantes que en vez de ayudarlo lo están perjudicando demasiado.
Coita requiere que se atiendan problemas urgentes como la inseguridad, el servicio de agua potable y el medio ambiente. Que se atienda el asunto del arroyo contaminado, que se brinden garantías a las familias de poder caminar sin temor por las calles, que se gobierne, pues, a todos por igual y que se rodee de gente capacitada, de gente que sepa lo que hace.
Entiendo que tiene compromisos de campaña y que anda pagándolos, pero cara es (en tan corto tiempo) la factura si la ciudadanía señala ya a este gobierno como el peor de todos en simples cien días. ¡Uff!
Que alguien le explique que un buen edil es: el que trabaja para que se viva «dignamente, con justicia, legalidad, tolerancia, respeto y equidad»; que es «accesible y está abierto a la población; que «demuestra voluntad de trabajar con todos»; que «sabe que él no hace la política municipal y que se hace con la población»; que «sabe asumir conflictos con otros ciudadanos para fortalecer a la sociedad civil; que «da el ejemplo y hace del Ayuntamiento un organismo democrático», y sobre todo «elimina la concentración de poderes en el presidente» (ojo, presidente). ¡Es cuanto!

Manjar
Mientras el exgobernador Manuel Velasco Coello se estira en su cama, envuelto seguramente en telas de seda, mirando al balcón de su ventana, y da un beso a su pequeño hijo, los maestros en Chiapas siguen con la voz levantada por su desentendimiento, por esa apatía que lo llevó a no pagarles los sueldos devengados y a mantenerlos en pie de lucha. Los de Telebachillerato Comunitario exigen les paguen los 170 millones de pesos que les adeudan: dinero que seguramente los secuaces del Güero saben a qué cuenta fue a parar, como en varios institutos a los que llamaban y pedían ciertas cantidades que terminaban firmando otros. Ni hablar. Bien dicen los abuelitos que ese exgobernador, sustituto de sí mismo, salió más cabrón que bonito. Sabios son. #VidaDeMirrey // «No hay más soberano legítimo que la nación; no puede haber más legislador legítimo que el pueblo». Denis Diderot. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libroRetratos y encuentros de Gay Talese y el disco Tommy de The Who. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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