Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Línea directa con el presidente

[dropcap]S[/dropcap]i alguien podía decir que tenía línea directa con el presidente de México esa era la maestra Elba Esther Gordillo, exlideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Por algo las leyendas que la encumbraron aún la persiguen.
Fueron años que la vimos caminar altiva y cobijada por los sexenios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del propio Partido Acción Nacional (PAN) y la alternancia. Sin embargo, eso no valió cuando el Estado consideró que se estaba saliendo de la «tangente». Porque, nos guste o no, nada ni nadie se mueve fuera de sistema.
Por ello me llama la atención que algunos docentes hagan énfasis en el tema del profesor Pedro Gómez Bámaca, dirigente de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Chiapas, y digan que se debe tener cuidado con él porque «tiene línea directa con el presidente» Andrés Manuel López Obrador. De entrada me pregunto, ¿qué significado tiene eso?
Tener línea directa con el presidente, pienso, es poder llamarle por cualquier motivo, a cualquier hora. Dicen que Elba lo hacía. También Pablo Escobar lo hizo en Colombia y El Chapo en México. Pienso en tomar el teléfono y, con el ceño fruncido, buscar el contacto. Marcar. Escuchar uno o dos timbres, tal vez tres o cuatro por si está algo ocupado, y recibir respuesta. Tutear. Acusar. Señalar. Acordar. Recibir respuesta. Sonreír triunfante. Colgar. Sí. Asunto arreglado.
Digo, si la línea que dicen (existe) es la de la impunidad y la sobreprotección, caramba, entonces apúntele una equis a mi absurdo de estar equivocado y súmenle puntos y fecha de caducidad, porque es así. De lo contrario, pregúntese ¿qué es tener línea y a qué se refieren cuando lo usan de argumento?
Porque si algo nos ha enseñado la historia es que hay una línea demasiado delgada entre lo que se dice y lo que realmente es. Una línea que se repite y se repite en lo cíclico que termina siendo todo. O casi todo. Tener línea directa puede ser, incluso, la forma más fácil de sacar un boleto a un lugar no deseado.
Y es que algo ha pasado ahora con el papel que desempeña Gómez Bámaca y que ondea la bandera del desencanto, incluso, lo digo con conocimiento de causa, dentro de las mismas bases (muchos casos hay) que están cansadas del comportamiento y su dirigente que sigue cometiendo errores.
Quizá, me atrevo a decir, lo hace bajo esa presunción del «tener línea». Puede ser y aunque no lo sé de cierto, todo indica que es así.
Él mismo debe saber que los errores pesan y se pagan muy caro. Así pasa con la deslealtad también. «Tener línea», entonces, no es un derecho a sentirse intocable, a manejarse fuera de la ley y menos a estar escudado bajo el sindicalismo que debería ocuparse en la defensa real de los trabajadores del magisterio y no en intereses aviesos y personales.
Bámaca sabe que sus tiempos de bonanza acabaron. Cuando dice que el malestar es que «no se les ha tomado en cuenta en algunas decisiones como el proceso de cambios de adscripción y de ascensos», lo que quiere decir es que les quitaron una jugosa negociación que le dejaba buenos pesos a él y sus secuaces.
Siempre voy a estar del lado de los maestros en la lucha. Siempre voy a replicar el eco de sus voces y defenderé sus derechos, y les daré espacio porque es una de las profesiones más nobles que existen. Los admiro. Pero creo que Bámaca perdió el rumbo desde hace mucho y se quedó enclavado en un discurso viejo.
Es inadmisible que mientras se convoque a un Pacto por la Educación desde el proyecto de la nueva escuela mexicana, desde la parte oficial a la que se suma la sociedad civil, sí, a Bámaca se le ocurra apostar a lo mismo de siempre, a lo predecible, lo fácil y responder con un paro de labores y romper con el inicio del ciclo escolar. Grave error.
Lo repito, se está equivocando. Sobre todo porque la sociedad responde con animadversión a cada llamado del líder de la Sección 7 que no acaba de entender que se encuentra en un punto de quiebre. Tuvo su clímax en aquella multitudinaria marcha en donde los padres de familia se sumaron, en donde el pueblo estaba dispuesto a todo y lo tiró por la borda. Hoy, ojo, es distinto.
Una mirada al pasado, a la historia inmediata, le permitiría ver el significado de «tener línea» cuando del sistema se trata. Que no olvide que Elba tuvo línea y Rosario Robles también. Lo dicho, dicho está.

Manjar.- Gobernar un municipio conlleva una gran responsabilidad. Es algo que sabemos todos y que incluso el abuelo de Peter Parker le dijo, con otras palabras, antes de morir. Por eso llama la atención que pese a que son reiterados los señalamientos al ayuntamiento de Ocozocoautla y a su presidente Alfonso Estrada, quien sigue con la bandera de la cerrazón y los oídos sordos, y rodeado de aduladores que en nada le están ayudando, se niegue a trabajar bien, sin cortapisas. Ojalá las cosas cambien por el bien de los coitecos. No merecen más gobiernos frívolos e inoperantes. Por cierto, ya les contaré en breve sobre las aspiraciones de la «primera dama» (así le gusta que le digan) y del partido que dicen los cobijará, luego de que el sol azteca los deje huérfanos por traidores.#SeValeSoñar // «El lenguaje es, como saben, el murmullo de todo lo que se pronuncia, y es al mismo tiempo ese sistema transparente que hace que, cuando hablamos, se nos comprenda; en pocas palabras, el lenguaje es a la vez todo el hecho de las hablas acumuladas en la historia y además el sistema mismo de la lengua». Michel Foucault. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Itinerario de Octavio Paz y el disco de Here Comes the Sun de Nina Simone. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

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