Conocer la historia y repetirla / Raúl Rios Trujillo

Nada más un dato para la historia, aquel viejo refrán que reza: Quien no conoce su historia está condenado a repetirla, parece ser una pesada losa en la espalda de los chiapanecos, aquí sí conocemos nuestra historia no obstante y quizá por eso nos duele más repetirla, como si no aprendiéramos las lecciones, como si no hubieran sido alevosas las experiencias.
En los últimos 50 años han pasado por el poder de Chiapas 15 gobernadores, algunos periodos de seis años han sido ocupados hasta por tres mandatarios, por ejemplo después del gobernador Manuel Velasco Suárez (1970-1976), abuelo del todavía gobernante de Chiapas -que sí cumplió sus 6 años de mandato-, llegó Jorge de la Vega Domínguez (1976-1977) que renunció al año de ser electo para incorporarse al gabinete federal. En los seis años que debieron ser ocupados por De la Vega, estuvieron además Salomón González Blanco (1977-1979) y Juan Sabines Gutiérrez quien concluyó el sexenio del 79 al 82.
Luego de este periodo de tres gobernadores vino otro de dos. En 1982 Gustavo Armendariz Ruiz ocupó efimeramente la silla de gobernatura para entregarselo en el mismo año a Absalón Castellanos Domínguez (1982-1988) quien terminó el sexenio y entregó el poder a Patrocinio González Garrido quien, -para variar- tampoco terminó el periodo para el que fue electo porque un año antes de concluirlo asumió la Secretaría de Gobernación dejando a Elmar Tzetzer Marseille en la silla.
Para 1994, año coyuntural en la historia reciente de México, suceden trágicos eventos como el asesinato de Luis Donaldo Colosio y Mario Ruiz Massieu, en Chiapas el EZLN le declara la guerra al gobierno federal y se celebran unas elecciones muy discutidas hasta hoy día, resulta triunfador Eduardo Robledo Rincón a quien la presión de la guerrilla no le permite ejercer ni un año de mandato y tiene que renunciar en el 95.
Después de Robledo Rincón, otra vez la sucesión de gobernadores como fenómeno del centralismo del poder en manos del PRI vuelve a sacudir la historia de Chiapas, le toca a Julio César Ruiz Ferro asumir el poder como gobernador interino en un breve lapso de tiempo de tres años hasta que el escándalo de la amenaza paramilitar y la masacre de Acteal lo obligan a renunciar en el 98, después de Ruiz Ferro asume Roberto Albores Guillén, padre del actual candidato a la gubernatura por Chiapas, quien en sólo dos años (1988-2000) logró definir una época marcada por la caída estrepitosa del PRI como objeto y vehículo del poder en México, Chiapas era entonces un barril de pólvora.
En el 2000 viene la transición del poder en manos del PRI por más de 70 años, Ernesto Zedillo Ponce de León entrega a Vicente Fox un México en crisis, en Chiapas también ocurre la transición; Pablo Salazar Mendiguchía logra reunir una gran coalición de partidos con los que gobierna en altibajos por 6 años .
En este punto podemos detenernos brevemente, después de Salazar Mendiguchía asumió el poder Juan Sabines Guerrero quien también logró sostenerse por seis años (2006-2012) estos años de sexenios completos no han sido totalmente de equilibrios, acusado de corrupción y desmedido ejercicio del poder sin control ni generación de desarrollo, Juan Sabines representa uno de los peores regímenes estatales.
El análisis para la todavía vigente administración de Manuel Velasco Coello la tendremos en unos meses, con la claridad de la distancia, el trámite del juego electoral para esta transición nunca fue la más tersa y adecuada, lo señalamos en estas líneas y ahora podemos repetirlo, el berrinche de un funcionario de segunda categoría como lo fue Eduardo Ramírez Aguilar arrojó a la basura los pocos logros que pudiera haber lucido en su administración el gobernador más joven en la historia de Chiapas.
Ahora mismo, y con el contexto necesario, sabemos que no es poco familiar para los chiapanecos ser testigos de un cambio improvisado en el ejercicio del poder, tenemos una larga experiencia en ver partir a los gobernadores, estamos acostumbrados a aguantar su ineficiencia, su falta de compromiso y hasta su cínica desfachatez, sabemos de sobra lo que viene, desestabilidad, improvisación, cierres con parches y alfileres, el aparato burocrático que antes no se tocaba a pesar de los abruptos cambios en el poder ya no es más una fortaleza, fue Manuel Velasco quien rompió todas estas seguridades, ahora mismo no sabemos si habrán despidos.
Justicia es lo que siempre terminan debiendo los gobernantes al pueblo, se han cometido muchos excesos y ojalá se aplicara un poco de justicia, lamentablemente no podemos esperar nada, estamos acostumbrados a que en Chiapas pase de todo, pero nunca pase nada, a pesar de conocerla, seguimos repitiendo la historia.

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