Corrupcin sigue confrontando a la indignacin ciudadana en Chiapas / Hector Estrada

Pocas horas les duro el gusto a los ciudadanos organizados que el pasado viernes decidieron cambiar la intención de busto dedicado al ex gobernador Juan Sabines Guerrero para declararlo un «monumento a la corrupción y la impunidad en Chiapas».
Y es que, hace un par de días, miembros de las organizaciones civiles como Todos somos Tuxtla y Creciendo Juntos por Chiapas, junto a miembros de medios de comunicación, arribaron al Centro de Convivencia Infantil de la capital chiapaneca para la colocación de una placa alusiva a dicha postura ciudadana.
La leyenda grabada «en memoria a la corrupción y la impunidad que se han gestado por décadas en el territorio chiapaneco. ¡Basta ya de abusos, nepotismo, dedazos, represión, negligencia y saqueo! Atentamente: El Pueblo Chiapaneco Libre, a los 10 días de octubre de 2014», era más que clara.
Francisco Gordillo, de Todos somos Tuxtla y Rafael Jiménez Arechar, del movimiento Creciendo Juntos por Chiapas, en voz de las asociaciones civiles, aseguraron que el mal manejo de recursos públicos durante la administración estatal pasada sigue teniendo serias repercusiones en la entidad chiapaneca.
Alejandro Sánchez Trujillo, un empresario que llegó por su cuenta al acto, pidió al gobierno municipal y estatal respetar esta placa que declara «monumento a la corrupción» el busto de Sabines. Un busto más, que se localizaba en el parque recreativo de Caña Hueca, ya fue derribado por los tuxtlecos.
Por su parte, Henry Ruiz Alegría, del Movimiento Ciudadano en Defensa del Agua de Tuxtla Gutiérrez, dijo que con la declaración de este «monumento a la corrupción y la impunidad», los chiapanecos no deben borrar de su memoria el sexenio de mayor corrupción para que éste no se vuelva a repetir.
Sin embargo, pese a lo significativo del hecho, este fin de semana la placa fue arrancada de la base del busto donde los ciudadanos la habían colocado, generando inmediata indignación entre la una nutrida porción de chiapanecos que mediante las redes sociales había mostrado su apoyo a la colocación de la placa.
Con toda esta situación quedan claras dos cosas. La primera de ellas hace evidente que se encuentra vivo aún entre los chiapanecos el sentimiento de indignación por los cuestionables manejos administrativos del sexenio anterior.
Un gobierno caracterizado por ostentosos gastos y «obras monumentales» que desafortunadamente no cumplieron lo proyectado; además de despilfarros al erario público en programas populistas que en nada contribuyeron al verdadero desarrollo social de las familias chiapanecas, sin olvidar una millonaria deuda que sigue siendo tema de escándalo.
Y a todo esto, también queda claro que el exgobernador aún tiene en Chiapas a defensores inmutables, dispuestos a arrancar y borrar cualquier muestra de rechazo contra «el jefe remoto» que, pese a su empeño en construirse como «símbolo de veneración», poco buenos recuerdos tiene entre la mayoría de sus ex gobernados.
Sin duda, con el paso del tiempo las muestras de reclamo social seguirán latentes. Placas simbólicas podrán ser colocadas y arrancadas, pero el daño provocado a Chiapas será indeleble. Es así como el mismo tiempo da su lugar en la historia cada gobernante, a quien la ciudadanía confió el destino de sus familias.

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