Dan 48 horas a Zuma para abandonar la Presidencia

El presidente del histórico partido sudafricano, Cyril Ramaphosa, pide «un nuevo principio»

Agencias

[dropcap]E[/dropcap]l presidente sudafricano, Jacob Zuma, de 75 años, camina pesado, lento y acorralado hacia el final de un callejón sin salida. Después de llevar las riendas del país en medio de cargos de corrupción y con intermitentes mociones de censura, es su propio partido, el histórico Congreso Nacional Africano (CNA) de Nelson Mandela, el que le ha colocado ahora el tic tac de la cuenta atrás para dejar el poder. El Comité Ejecutivo Nacional del partido se reunió este lunes en la capital sudafricana, Pretoria, para debatir el futuro de Zuma y decidir si iban a pedir su dimisión o simplemente abandonarle a su suerte en el Parlamento. La discusión se prolongó hasta bien entrada la noche y la conclusión fue ofrecerle un plazo de dos días para que renuncie. Un nuevo asalto contra un Zuma que se resiste a dejar el cargo.
En unas declaraciones premonitorias, el nuevo presidente del partido, Cyril Ramaphosa, dijo este domingo ante centenares de seguidores en un acto conmemorativo que buscaba «un nuevo principio», siendo consciente de que el CNA estaba pasando por un «periodo de dificultad, desunión y desacuerdo» y que dentro del partido «se quería terminar con este asunto». La llegada de Ramaphosa —recién elegido en diciembre pasado— al frente del CNA era el camino espinoso para Zuma; su exesposa, Nkosazana Dlamini Zuma, la otra candidata, se había mostrado más abierta a proteger a Jacob Zuma, al frente del partido desde 2007 y del país, desde 2009.

Elecciones presidenciales

Encerrados en una reunión maratoniana, los 112 miembros del Comité diseñan el futuro de Jacob Zuma y el del propio país: necesitan barrer al polémico e irreductible mandatario para acometer la renovación antes de las elecciones del año que viene. Aunque el partido considera que Zuma ha malgastado la herencia política de Mandela, el mandatario ha logrado mantenerse en el sillón presidencial a pesar de numerosos escándalos. El caso Nkandla, por el desvío de fondos públicos para renovar su mansión privada; el llamado «negocio de armas» o el de su turbia relación con la rica familia Gupta.
La reunión del sanedrín del CNA tenía que celebrarse el miércoles pasado, pero un encuentro de última hora entre Ramaphosa y Zuma retrasó la fecha hasta este lunes, lo que apunta a un posible acuerdo de salida. Si el Comité del partido decide pedir su dimisión, Zuma no está legalmente obligado a dimitir, pero le dejaría en una posición muy vulnerable. Sobre todo, porque hay prevista una moción de censura en el Parlamento para el 22 de este mes. Sin el apoyo de los suyos, la supervivencia de Zuma languidece.
Algunos pilares de la democracia sudafricana han cuestionado el comportamiento del presidente. El Tribunal Constitucional —que obligó a devolver una parte de dinero usado en las renovaciones de Nkandla— dijo en un duro comunicado que «el presidente ha fracasado en apoyar, defender y respetar la Constitución». Y la Defensora del Pueblo tituló su informe sobre las corruptelas de Zuma «Estado de captura», refiriéndose al secuestro al que el presidente ha sometido a Sudáfrica.

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