Discriminacin racial, la patologia social que atenta contra la dignidad humana

En México, hay grupos de población invisibilizados ─como los indígenas y los afrodescendientes─ a quienes se les niega el cumplimiento universal de sus derechos humanos en razón de su pertenencia o autoadscripción étnica o cultural

Portavoz / Agencias

[dropcap]E[/dropcap]l día de ayer se conmemoró el Día Internacional contra la Discriminación Racial. Esta fecha tiene como propósito continuar fortaleciendo las acciones, tanto públicas como privadas, para eliminar una de las peores patologías sociales que se han generado en la historia de la humanidad: asumir que hay distintas razas y que unas poseen cualidades superiores a otras.
Desde una perspectiva científica, la existencia de distintas razas es un equívoco. Se ha acreditado que todos los seres humanos provenimos de una sola especie que sobrevivió hace alrededor de 75 mil años a un masivo proceso de extinción. Es decir, todos los seres humanos, independientemente de nuestros rasgos fisiológicos, descendemos de una rama común, que en su peor momento evolutivo fue reducida a unos 10 mil individuos.
En consecuencia, la discriminación, y particularmente la discriminación racial, es científicamente un error y, sobre todo, una cuestión ética no sólo absurda, sino a todas luces inaceptable.
En nuestro país la discriminación racial es uno de los peores atavismos culturales y una de las peores prácticas sociales, porque está dirigida a sobajar a quienes son considerados distintos desde una relación de poder y de ventaja, y tiene generalmente como efecto negar, reducir, socavar o limitar la garantía de sus derechos.

Las poblaciones indígenas

El grupo de población que en mayor medida es discriminado en nuestro país es el constituido por los pueblos indígenas. En ese sentido, es importante destacar que, de acuerdo con la Encuesta Intercensal 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de los 119.5 millones de habitantes que hay en el país, 21.5 por ciento de ese total se considera parte de algún pueblo indígena.
Lo anterior significa que habría al menos 25.1 millones de personas que asumen pertenecer a alguno de los pueblos originarios.
De acuerdo con el propio Inegi, en ocho entidades más de 30 por ciento de la población se autoadscribe a algún pueblo indígena: Oaxaca, con 65.7 por ciento del total de sus habitantes; Yucatán, con 65.4 por ciento; Campeche, con 44.5 por ciento; Quintana Roo, con 44.4 por ciento; Hidalgo, con 36.2 por ciento; Chiapas, con 36.1 por ciento; Puebla, con 35.3 por ciento, y Guerrero, con 33.9 por ciento.

Los grupos afrodescendientes

Se ha mostrado en distintos estudios cómo una de las poblaciones mayormente invisibilizadas en el país es la que se considera afrodescendiente. Poco sabemos de ellos, lo cual es desde ya un factor que permite aseverar que son, al igual que los pueblos indígenas, profundamente discriminados.
En ese sentido es pertinente destacar que, de acuerdo con el Inegi, 1.7 por ciento de la población nacional se considera a sí misma total o parcialmente como afrodescendiente. Esto significa una suma aproximada de 2 millones de personas.
Asimismo, según el propio Inegi, las entidades en donde hay mayor proporción de población que se autoadscribe a la categoría étnica señalada son: Guerrero, con 7.6 por ciento; Oaxaca, con 5.9 por ciento; Veracruz, con 4.1 por ciento; Estado de México, Baja California Sur y la Ciudad de México, con 2.3 por ciento cada una de ellas; y Nuevo León, con 1.9 por ciento de población afrodescendiente.

Desiguales y polarizados

Un dato a destacar es el relativo a que las entidades con mayor proporción de población indígena o afrodescendiente son territorios con muy bajos ingresos y altos niveles de pobreza. O bien, se trata de entidades sumamente polarizadas, en donde, a pesar de que existen relativamente bajos niveles de pobreza, la desigualdad entre ricos y pobres es abismal.
Así, por ejemplo, en Oaxaca, al sumar los porcentajes de personas indígenas y afrodescendientes, se tiene un indicador de 71.6 por ciento de la población, mientras que en la entidad se tiene un ingreso laboral per cápita de 898.9 pesos mensuales, deflactados a la canasta alimentaria, con precios en pesos de 2010.
En Yucatán, el porcentaje de población en análisis alcanza 66.4 por ciento, mientras que el ingreso laboral per cápita es de mil 660.3 pesos al mes. En Quintana Roo, la entidad con mayor ingreso, el porcentaje de población es de 45.7 por ciento, mientras que el ingreso laboral per cápita asciende a 2 mil 179 pesos mensuales. En contraste, Campeche, con un porcentaje similar de población indígena o afrodescendiente, registra un ingreso laboral de mil 648.7 pesos mensuales.
Las entidades con peores indicadores, y que se suman a Oaxaca en términos de pobreza son: Chiapas, con 36.6 por ciento de su población indígena o afrodescendiente y un ingreso laboral per cápita de 837 pesos al mes, y Guerrero, con 41.5 por ciento de su población indígena o afrodescendiente, y un ingreso laboral per cápita de 847.7 pesos al mes.
Otras entidades con alta proporción de habitantes indígenas o afrodescendientes y bajos ingresos laborales son Puebla, con 35.9 por ciento de población, y un ingreso de mil 208.8 pesos per cápita mensuales; y Veracruz, con un 33.3 por ciento de población indígena o afrodescendiente, y un ingreso laboral per cápita de mil 102.2 pesos al mes.

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