«El Americanista», un recinto exclusivo para la pasin y los cortes de cabello

El fervor amarillo domina el lugar, no hay otro color, no existe otro uniforme, sea de día o de noche, esté nublado o despejado, la familia Pérez toma las tijeras, enciende el televisor y empieza una nueva rutina entre cambios de imagen y partidos de fútbol

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]n el corazón de la urbe existe un lugar dedicado a las Águilas, en donde la afición al fútbol se vive a diario, no existen enemistades y mucho menos las derrotas. Se trata de un negocio muy peculiar, 100 por ciento americanista.
La pasión amarilla domina el lugar, no hay otro color, no existe otro uniforme, sea de día o de noche, esté nublado o despejado, la familia Pérez toma las tijeras, enciende el televisor y empieza una nueva rutina entre cortes de cabello y partidos de fútbol, al puro estilo azulcrema.
Gilberto Pérez es un aficionado peluquero que desde hace 20 años ha transformado la imagen de chicos, jóvenes y grandes, los años han pasado pero su apego al Club América y el cariño a sus clientes ─americanistas─ no ha cambiado; minuto a minuto observa sus alineaciones, ve que en la banca tiene a un azulcrema, un rayado y un jaguar, un duelo difícil que en el mínimo error podría llevarlo al descenso, antes de que se le compliquen las cosas exclama:
— ¡Empate!, yo le corto al americanista y mi muchacha al jaguar—, y suelta una risa (un tanto burlona) por el cliente que no es afín a su afición.
Aunque la mayoría de sus clientes son de sangre azulcrema, sus tijeras no se niegan a nadie; en la espera están algunos tigres, pumas, jaguares y hasta chivas, su talento en el oficio nada tiene qué ver con sus preferencias en el futbol, y gracias a su buen trato y carácter, se ha ganado la confianza de muchos que hasta la fecha, siguen prefiriendo «al americanista», como lo conocen en toda la cuadra.
Sobre la 2ª Oriente y 5ª Sur, «los hermanos Pérez», «El Americanista» y «Los Júniors» han hecho historia; hay quienes los buscan para conocer el lugar o para saber un poquito de su historia, lo cierto es que su oficio y su pasión han hecho de Gilberto Pérez todo un personaje tuxtleco.

¡Arranca el juego!

En cada partido, su familia, amigos y clientes lo visitan para celebrar las victorias o superar las derrotas de su equipo; en 20 años, no ha cerrado el local por un partido. «Aquí está mi vida, aquí se vive la pasión», dice al respecto.
Entre corte y corte, el americanista mantiene un ojo al gato y otro al garabato pues asegura: «Mientras trabajo, veo el partido; ahí en el espejo estoy «echando un ojo», escuchando y si meten gol o se pone intenso el asunto, ya le paro porque además soy responsable con las cabelleras de los clientes».
Su familia no solo heredó la vocación por la peluquería sino también por el fútbol; se consideran una familia unida, trabajadora y feliz. Estos singulares personajes que no pasan desapercibidos, esperan con «las alas» abiertas a todos aquellos capitalinos que gusten pasar a darse una cortadita de cabello o ver un buen de partido fútbol.

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