«El salvador de los unachenses»

Javier Domínguez Aguilar rompió con la tradición familiar al no ser médico; ahora es ingeniero en sistemas, y su experiencia al dejar la carrera que no le gustaba le ha servido para apoyar a estudiantes y ser de inspiración a otros

Lucero Natarén / Aquínoticias

[dropcap]J[/dropcap]avier Ulises Domínguez Aguilar, tiene 32 años, pero la mirada joven, es de Chicomuselo, Chiapas, creció con su abuelo y la hermana de su padre, narra que para estudiar la universidad tuvo que emigrar a Tuxtla Gutiérrez; es ingeniero en sistemas y tiene una maestría en base de datos.
De su niñez recuerda muy poco, -no tuvo carencias-, siempre le daban lo necesario; a partir de la secundaria se fue a estudiar a la prepa Comitán, tuvo el apoyo de su abuelo, en su juventud recuerda que si fue muy buena, saliendo de la prepa se vino a Tuxtla Gutiérrez, estaba estudiando medicina.
Decidir estudiar la carrera de medicina fue porque su abuelo era doctor, en toda su familia hay médicos, él pretendía permanecer con la tradición, pero no era algo que le atrajera, era más por seguir la «tradición familiar».
Al estar en la carretera se dio cuenta que no era lo suyo, por más que lo intentaba la medicina no se le daba…
-Mi abuelo me habló, me dijo que si no me agradaba, que me cambiara de carrera a lo que me gustara, al tener ese apoyo de él fue que me decidí a lo que siempre me había gustado, que es la ingeniería, medicina sólo estudié un año.
Al graduarse de ingeniería tuvo la idea de ser emprendedor, tenía contemplado rentar una casa en una colonia e instalar ahí su Ciber, sin embargo, cuenta que no se dieron las cosas, entonces tuvo que buscar otras alternativas
-En ese tiempo un primo estudiaba en Humanidades y me comentó sobre un local que estaba disponible, vine a verlo y me gustó el espacio, vi que si era factible poner el negocio, al principio creí que estaría sólo seis meses para probar, pero fue así como me quedé, ya llevó 10 años aquí.
Desde hace una década, Ulises es dueño de Ciber humanidades; su local se encuentra cerca de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), a las afueras de la Facultad de Humanidades.
Los universitarios lo conocen como «el salvador de los Unachenses», cada que requieren trabajos urgentes saben que pueden acudir con él y pedir ayuda, siempre está. Hay quienes bromean diciéndole que es la persona que más generaciones ha visto graduarse.
Aparte de ser ingeniero en sistemas y tener su Ciber, también se emplea en reparar computadoras, brinda instalación de cámaras de video vigilancia e incluso vende equipos de cómputo; realiza todo lo referente a su carrera.
Ulises narra que le gusta estar en su local, en los años que ahí lleva le ha permitido llevarse bien con los alumnos, dice que se siente bien. En sus experiencias cuenta que también la ha hecho de consejero, trata de persuadirlos a que sigan estudiando, que le pongan ganas, procura apoyarlos de cualquier manera que se pueda
-a veces cuando no traen dinero para imprimir, les doy facilidades, todo por apoyarlos, también fui estudiante, conozco de carencias, sé que algunos tienen que trabajar para sacar la carrera.
Ha visto pasar aproximadamente 20 generaciones, por lo cual también menciona que ha empleado en el Ciber a unos 15 alumnos de la Unach, para que puedan apoyarse con sus gastos y no deserten de sus carreras universitarias.
Cuando le preguntamos si se arrepiente de haber dejado la carrera de medicina se mostró alegre, quizá algo le recordamos y dijo:
-No, no me arrepiento, prefiero estar aquí que frustrado estudiando algo que no me gusta, me encanta lo que actualmente hago, me agrada ser de apoyo para los universitarios, gracias a eso tengo muchos amigos, y cada que se van de intercambios universitarios me traen algún recuerdo, eso para mí es gratificante, –sonríe-.
-Me ha tocado ver a chavos frustrados en la carrera que llevan, sólo por darles gusto a sus padres, les he dado consejos y después los veo que ya se graduaron, (en otras carreras que si les gustaba), y son chicos emprendedores, eso me pone contento, no me gusta verlos enojados o tristes al ser obligados a estudiar algo que no quieren.

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