El temazo / Rodrigo Ramn Aquino

En Chiapas, debajo de cada piedra, un opinólogo. Y muchos coinciden en que un tema de vital importancia, de grandes ligas —apelando al gusto deportivo del Presidente—, es el resurgimiento del EZLN y su férrea oposición a los proyectos del nuevo gobierno federal, particularmente al proyecto estrella: el Tren Maya.
La interlocución se hace necesaria para mantener la paz y la gobernabilidad y atender, en la medida de lo posible y permitido, las necesidades particulares de los pueblos originarios de Chiapas. Ningún proyecto de desarrollo, por más importante que sea, debe desatender el diálogo con los nativos ni dejar de lado el cuidado del medio ambiente.
Tumba política o encumbramiento, la interlocución requiere de profesionales de la política. Por ahí ya surgieron los nombres de Zoé Robledo, subsecretario de Gobernación, y de Eduardo Ramírez, senador por Chiapas, para asumir la representación de la Federación ante los zapatistas. Desde nuestra óptica ninguna de las dos posturas sería conveniente dado el conflicto de interés.
¿Cuál conflicto? Bueno, además de su legítimo interés por la gubernatura de Chiapas, manifiesto en sobradas declaraciones (salvo que Zoé estando donde está apunte más arriba), ambos tienen vinculación histórica con los pueblos indígenas: Zoé, familiar, cuando el levantamiento armado, y Eduardo, personal, cuando el episodio de Chenalhó. Lo más conveniente sería un externo.

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