En la antesala del final, DBS

Foto: AnimeYT

El Universo 7, a donde pertenece el planeta Tierra, se juega su existencia. Los guerreros Z han dado la batalla y sólo queda un obstáculo: el poderoso Jiren. Pero ¿a qué se debe la euforia que contagia a chicos y grandes? Aquí unas aproximaciones

Jazmín Rodríguez Salas / Colaboración

[dropcap]L[/dropcap]a transmisión masiva del capítulo 130 de la serie Dragon Ball Super y cómo algunos estados de México la llevaron a cabo, fue una de las polémicas que se pudieron percibir con relación al mundo del anime y sus seguidores, ya que a partir de un acuerdo al que llegaron con la plataforma Crunchyroll, que es la única instancia legal, mientras, otros desistieron de efectuar esta transmisión debido al comunicado realizado por Toei Animation.
Se puede decir que esta polémica se dio a partir de la historia y trayectoria que persigue el éxito del anime y en especial de Dragon Ball desde su primera transmisión en el país.
Esto data desde la década de los 90, cuando las caricaturas japonesas de anime toman fuerza en México y varios países de Latinoamérica con la emisión por televisión abierta de más de un anime, los cuales se volvieron parte importante de la historia de estos productos de entretenimiento oriental en México, al ser íconos emblemáticos de más de una generación de aficionados a estos, como por ejemplo: Dragon Ball, Ranma 1/2 y Sailor moon, como algunos de los que abrieron por completo el camino para lograr posicionarse dentro del gusto de los niños y jóvenes de esa década conocida como la década del Boom del anime.
Es ahí donde inicia con mayor fuerza esta preferencia y gusto de los jóvenes hacia aquello que en un principio conocían como caricaturas japonesas y en la cual se empieza a dar a conocer el producto por su nombre «anime». La televisión fue uno de los principales actores con el que este producto logró obtener el lugar que hoy en día tiene, con la preferencia de los jóvenes aficionados; pues, independientemente de ser transmitido por televisión abierta, este logró colocarse en canales de cable que permitieron una mejor expansión del mismo en otros países.
Parte muy importante dentro de este éxito de Dragon Ball es la personalidad de los personajes, la trama y el diseño de los dibujos; sin embargo, independientemente de la trama que tenga el anime, parte del éxito de la caricatura japonesa recae en la identificación del aficionado con alguno de los personajes de la historia.
Esta identificación que se da por parte de los jóvenes aficionados al anime se puede describir a partir de los ejes centrales en la configuración de la identidad de los Otakus (aficionados al anime y manga/cultura japonesa); esta comienza con el gusto como el factor principal de la reunión social de los jóvenes; el grupo como causa de la creación de la identidad; el consumo como articulador de las actividades; el saber y conocimiento como condicionante del consumo y finalmente, la distinción entre los Otakus más jóvenes y los veteranos, en cuanto a sus actividades y formas de relacionarse con los pares creando diferentes conformaciones de identidades Otakus de acuerdo a las actividades y la edad de cada sujeto.
Un primer punto es la presencia del anime, principalmente de aquel que es visto desde la infancia, y también en la apreciación de las diferentes características narrativas de éste a partir de la trama y temática que presentan, a lo cual se debe la identificación que los jóvenes Otakus adquieren con los personajes.
El segundo punto maneja la creación de los grupos de jóvenes (clubs) en los que se desarrolla el sujeto como parte de movimiento social y cultural, y actualmente como una comunidad en la que el objetivo es la difusión de la propia cultura nipona. Al ser integrante de estos grupos, el joven Otaku empieza a adquirir pautas y hábitos constantes relacionados al consumo de los productos de entretenimiento oriental, los cuales generan ideologías que determinan las relaciones personales y su cosmovisión del mundo.
Cabe destacar que, a pesar de que la comunidad Otaku es grande en México como en Tuxtla Gutiérrez, donde estos tienden a ser conocidos en muchos de los casos como fanáticos o aficionados al anime y manga y no como Otakus.
La complementación de sus relaciones sociales se da al reservar esta identidad sólo para ocasiones en las que se les presente la oportunidad de darla a conocer; claro caso es el que se puede apreciar al momento de ver la gran cantidad de jóvenes e incluso adultos que el pasado 17 de marzo se reunieron en los lugares donde se llevó a cabo la trasmisión del capítulo 130 de Dragon Ball Super, de ahí que se piense que la identidad de la comunidad Otaku en general puede considerarse como una identidad latente que se mantiene apagada y se prende cuando se encuentra con alguien que comparte este mismo gusto, como son las convenciones y transmisiones de los animes.
Por último, podemos decir que la comunidad Otaku ha ido creciendo con los años en México y que Dragon Ball, desde sus inicios y a través del tiempo con sus distintas temporadas (Dragón Ball, Dragón Ball Z, Dragón Ball GT y Dragón Ball Súper), ha sido parte de varias generaciones de jóvenes que desde su infancia han seguido al anime; consumando una gran cantidad de seguidores de distintas edades; lo que motivó que chicos y grandes fueran parte del furor ocasionado por el capítulo 130 que muestra la pelea entre Gokú y Jiren para salvar al universo 7 de ser destruido y con el cual muchos de los espectadores se emocionaron, aplaudieron, gritaron, brincaron y se emocionaron al verlo como si en realidad de esa pelea dependiera el destino de nuestro universo y ante la aparición de un personaje por demás emblemático de la gran saga, Frezzer y del Androide 17 a quien se creía muerto.
Esto deja en espera del gran final de la temporada de Dragon Ball Super, con el capítulo 131, en muchos aficionados. En él se espera una asombrosa batalla final y el desenlace del Torneo del Poder entre los universos, con una posible alianza entre Gokú y Frezzer para salvar al universo 7.

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