En la Mira / Hector Estrada

Los verdaderos fines detrás de las protestas de la CNTE

La repentina reaparición de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) con endurecidas protestas y bloqueos carreteros en Chiapas, ya sin el pretexto de la reforma educativa, a sólo un mes de que inicie el nuevo gobierno estatal, no es fortuita. Los tiempos de negociación para abrir espacios en el nuevo sexenio están llegando a su punto crucial y el uso de presiones convenientes no son una estrategia novedosa.
Creer que las razones para emprender las nuevas movilizaciones respondieron única y exclusivamente a la exigencia de pagos atrasados y la reconstrucción de escuelas sería pecar de ingenuos. El Sindicato Nacional de Trabajado de la Educación (SNTE) ha utilizado la misma estrategia de negociación transexenal, al menos durante los últimos tres gobiernos estatales.
Y la medida resulta lógica, aunque cada vez menos tolerada por una ciudadanía cansada de los daños colaterales. Los últimos dos meses de cada sexenio son estratégicos para negociar espacios, condiciones de convivencia y copos de poder dentro del gabinete entrante. Así lo ha hecho la SNTE desde su creación y eso ya no resulta un secreto para nadie.
Las dirigencias en turno, más allá de la base trabajadora que nutre las movilizaciones, ha utilizado las negociaciones transexenales para colocar secretarios de Educación, subsecretarios, establecer «convenios» económicos o acuerdos sexenales y, de paso, algunos beneficios para la base docente. Negar eso, con las evidencias históricas, sería francamente deshonesto.
La CNTE sabe perfectamente que ya no tiene sentido negociar nada con un gobierno que agoniza, en sus últimas cuatro semanas de vigencia; una administración estatal que se encuentra prácticamente fuera y sin márgenes de maniobras para resolver económicamente lo que no resolvió en seis años.
Lo que resulta deshonesto es que como argumentos de conveniencia se utilicen problemáticas y luchas legítimas que la propia CNTE ha dejado transitar en soledad. Por meses decenas de profesores interinos han permanecido a las afueras de la Secretaría de Educación a la espera de respuesta por la falta de pagos. Unos cuantos, día y noche, a la intemperie, han luchado en soledad por el dinero de un trabajo ya realizado.
Ese ha sido el mismo escenario para profesores de telesecundaria, secundarias y telebachilleratos cuya lucha por el pago de horas complementarias también parece transitar en solitario cuando las grandes dirigencias estatales no tienen de por medio intereses que convengan. Ahí han estado por meses, reducidos grupos de docentes a las afueras de las Secretaría de Educación, el Congreso y el Palacio de Gobierno, ante la indiferencia de los poderosos dirigentes estatales.
Y hablar de la reconstrucción de escuelas por los sismos de 2017 resulta aún más indignante. ¿Dónde ha estado Bahamaca cuando los padres de familia han salido a protestar por más de un año ante la demora en la reconstrucción? Las dirigencias magisteriales han brillado por su ausencia cuando los habitantes de las zonas afectadas han salido a manifestarse por el evidente fraude y abandono en el proceso reconstrucción.
Nada han dicho sobre el evidente abandono a la histórica Secundaria del Estado; han callado en temas de gran impacto como desfalco cometido contra el Seguro Mutuo de los trabajadores estatales, el robo al presupuesto de la Secretaría de Salud y las innumerables arbitrariedades cometidas por Manuel Velasco para saquear Chiapas, modificar las leyes a su antojo, convertirse en Senador y regresar ilegalmente como su propio interino. En todo eso, han dejado sola a la ciudadanía.
Y no se equivoquen. Hablar con absoluta franqueza sobre las maniobras cuestionables de las dirigencias no tiene nada que ver con la legítima lucha de las bases docentes. Lo que no se vale es utilizar problemáticas como banderas que luego serán abandonadas cuando los objetivos de poder sean alcanzados y hacer promesas de pagos a docentes con necesidades reales que Bahamaca sabe perfectamente no podrán cumplirse a corto o mediano plazo… así las cosas.

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