En la Mira / Hector Estrada

El reto de Rutilio Escandón

La llegada de Rutilio Escandón Cadenas al gobierno de Chiapas significará sin duda un reto mayúsculo. El desastre gubernamental, el sobreendeudamiento y el enardecido malestar social heredado por Manuel Velasco Coello son obstáculos que innegablemente complicarán el comienzo de la nueva administración y se requerirán de medidas determinantes para sacudirse de a poco los vestigios del pasado.
La reingeniería a la administración pública estatal se perfila como la principal apuesta del nuevo gobierno para replantearse de raíz, disminuir gastos innecesarios, generar ahorros y reactivar áreas francamente olvidadas. La modificación ha reducido de entrada el número de Secretarías estatales, pasando de 21 a 16. Algunas de ellas habrán de extinguirse por completo (reubicando a su personal) y otras se terminarán fusionando para conformar dependencias más robustas.
El gobierno de Escandón Cadenas ha optado por replicar acciones realizadas previamente por Andrés Manuel López Obrador a nivel federal como hacer de la residencia oficial un espacio público y prohibir el uso de la flotilla de avionetas y helicópteros para el transporte especial de los miembros del gabinete estatal. Son acciones que seguramente contarán con la rápida aceptación de la opinión pública y hablan de buena voluntad para cambiar las cosas.
Sin embargo, los primeros retos mayúsculos se encuentran prácticamente en la puerta. La reactivación del proyecto para la construcción de la autopista San Cristóbal de las Casas – Palenque, referida durante la toma de protesta, se abrió paso como uno de los principales anuncios. Y no es para menos. El trazo y construcción de la controversial autopista se convirtió en el principal dolor de cabeza y mayor fracaso de los gobiernos recién concluidos.
Se trata de un proyecto urgente para la conectividad del centro de Chiapas como una zona estatal añejamente aislada y segregada del resto de la entidad. La falta de tacto y oficio político durante el «gobierno verde» terminó saboteando lo que apuntaba a convertirse en la gran obra del sexenio pasado. Y esta vez su concreción apunta a asumirse como un asunto inaplazable.
La construcción del Tren Maya, que tendrá su estación en el municipio de Palenque, ha hecho de la autopista San Cristóbal – Palenque un tema necesario para darle sentido al proyecto federal. De nada servirá la integración de Chiapas al proyecto del Tren Maya si la única estación de conexión se encuentra dentro de un municipio «desconectado» del resto de la entidad.
Con carreteras tan deterioradas, inseguras y distancias tan largas, la estación del Tren Maya en Palenque terminará beneficiando más a los grandes centros de actividad comercial tabasqueños que a la gran mayoría de la entidad chiapaneca. Por eso el proyecto de gestión para la autopista resulta un compromiso aún mayor sin mucho margen de error.
Las millonarias deudas con proveedores, docentes del sistema educativo y trabajadores del sector salud son otros de los pendientes escabrosos. Los desfalcos, endeudamientos e irregularidades financieras dejadas por Manuel Velasco Coello son un verdadero «cochinero» que requerirá de limpiezas profundas, investigaciones judiciales y el apoyo del gobierno federal para «salir del hoyo».
Velasco Coello se convertirá muy rápido en el mayor lastre de los nuevos gobiernos federal y estatal. Su legado de corrupción, abusos e irregularidades saldrán a flote cada que sea destapada una cloaca para intentar reparar los daños. La exigencia de justicia acompañará al actual sexenio de manera insistente e inevitable hasta que los buenos resultados y los aires de bienestar o desarrollo hagan olvidar un poco el dolor provocado por las heridas del pasado… así las cosas.

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