En la Mira / Hector Estrada

Continúa guerra intestina entre rectoría y sindicato de la Unach

La situación al interior de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) continúa bastante tensa. Los enfrentamientos entre la rectoría que hoy encabeza Carlos Natarén Nandayapa y el Sindicato del Personal Académico (Spaunach) siguen agudizando las protestas contra el evidentes intenciones del actual rector para desarticular a los principales liderazgos opositores dentro del sindicato.
Este mismo martes la académica e investigadora, Rosario Chávez Moguel, inicio huelga de hambre al interior de la Facultad de Humanidades, Campus IV, ante lo que señaló como una agresiva campaña de hostigamiento y persecución de rectoría contra al menos una decena de docentes, con más de 15 o 20 años de trayectoria, que han decidido «no ceder a la presiones de las nuevas autoridades universitarias para entregar el control del Spaunach».
Chávez Moguel, quien también fungiera hace años como directora de la Facultad de Humanidades, denunció una red de presunta complicidad entre la Universidad Autónoma de Chiapas, el Tribunal Burocrático y la propia Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) que, dijo, han «participado y solapado» los abusos cometidos contra los académicos e investigadores del Spaunach.
Basta recordar que el «teledrama» que hoy se teje al interior de la máxima casa de estudios en Chiapas comenzó casi desde la sorpresiva designación de Natarén al frente de la rectoría. Las viejas enemistades y desencuentros con los líderes que hoy controlan el Spaunach se convirtieron en una inevitable declaración de guerra que se consumó y radicalizó con el paso de las semanas, colocando a la universidad en la compleja situación actual.
Un asunto personal arrastrado de años atrás, cuando Natarén «coqueteó» fallidamente con el Spaunach, terminó convirtiéndose en un enfrentamiento de poder emanado desde la rectoría. Con la guerra declarada Carlos Natarén sabía perfectamente que no tenía otra opción que desarticular a la oposición emanada desde el Sindicato del Personal Académico, y comenzó la maniobra.
Con la proximidad de las elecciones para renovar a la dirigencia gremial y la elevada posibilidad de que su viejo enemigo Ariosto de los Santos regresara al poder sindical no había mucho tiempo para esperar. Se necesitaban aliados internos para poder sabotear el proceso desde rectoría, y así sucedió.
Y no faltó quien se prestara a participar. Para que el proceso fuera entorpecido legalmente desde afuera, y con ello se impidiera el ascenso de Ariosto de los Santos, era indispensable un acto de vinculación jurídica que desde dentro llamara la intervención de rectoría y, con ello, la mediación de una autoridad judicial.
No es casualidad que la orden de suspensión al proceso sólo demoró un par de días y la solicitud del Spaunach para reconsiderar la decisión de la Junta de Conciliación siga sin tener respuesta hasta la fecha; todo esto tomando en cuenta la conocida amistad entre Carlos Natarén y el actual presidente de dicho organismo jurisdiccional. Fue la propia autoridad universitaria quien decidió suspender las actividades electorales el mismo día de los comicios y cerrar la universidad.
Hoy las denuncias sobre presuntas persecuciones a docentes del Spaunach, jubilaciones forzadas, despidos repentinos y la reapertura de carpetas de investigación contra opositores de rectoría se han vuelto denuncias constantes. La Universidad Autónoma de Chiapas transita hoy a un camino sinuoso como resultado de una guerra de poder y revanchas que bastante seguramente dará mucho más de qué hablar con el paso de los días… así las cosas.

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