En la Mira / Hector Estrada

Cinismo e impunidad sexenal en una foto

Los reiterados encuentros y abrazos afectivos en eventos públicos entre el ex gobernador de Chiapas Manuel Velasco Coello y el actual presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, inevitablemente reavivan el sentimiento de indignación y afrenta contra un pueblo burlado y ultrajado que hoy tiene que soportar la impunidad de uno de sus peores «verdugos» bajo la protección presidencial.
Las fotos viralizadas en redes sociales este miércoles entre Velasco, Obrador e importantes protagonistas del «saqueo verde» durante el sexenio pasado, en el marco de la entrega de la Medalla Belisario Domínguez, parecen ecuadrar a la perfección una realidad que a muchos todavía cuesta reconocer o aceptar: una impunidad inevitable, decepcionante y aparentemente determinante.
Velasco es, por mucho, una de las mayores incongruencias y contradicciones de Obrador. Su evidente alianza y protección política con el exmandatario chiapaneco contradicen los argumentos de «combate a la corrupción, las mafias del poder y la impunidad» que Andrés Manuel ha enarbolado desde hace más de 15 años en su ruta hacia la presidencia de la república.
Y es que sobre Velasco pesan duros señalamientos de corrupción, adeudamiento, saqueo y abuso de poder que lo persiguen incluso después de haber dejado la gubernatura. Las manifestaciones de proveedores sin pago, profesores con salarios adeudados desde 2016 y el cobarde asesinato del activista Sinar Corzo se han sumado a las innumerables acusaciones en contra el ahora ex gobernador verde.
Basta recordar los señalamientos hechos por la Auditoria Superior de la Federación debido al presunto desvío de más de dos mil millones de pesos al presupuesto de Salud, el desfalco al Seguro Mutuo de los burócratas estatales y los más de 600 millones de pesos del programa Bienestar para madres solteras que hasta el momento sigue sin esclarecerse.
Y qué decir de la violencia desatada por el Partido Verde en las zonas indígenas de Chiapas que dejó una avalancha de muerte y más de cinco mil desplazados; sin olvidar el fraude cometido al proceso de reconstrucción por los terremotos de 2017, la falta de pago a miles de docentes y la deuda pública de más de 20 mil millones de pesos que heredó al gobierno de Escandón Cadenas.
Bastante costoso, en credibilidad e imagen pública, ha resultado para Andrés Manuel la protección desmedida brindada al ex gobernador chiapaneco. La evidente determinación para mantenerlo dentro de su círculo cercano y guardar silencio ante sus arbitrariedades en el gobierno de Chiapas se han convertido en una de las causas que hoy genera mayor decepción; y no parece provocar menor incomodidad para el ahora mandatario mexicano.
Las apariciones afectivas y cómplices de manera pública entre ambos personajes no dejan de ser indignantes. Reavivan ese sentimiento de traición a Chiapas por parte de la Cuarta Transformación. Y es que, aunque la inmunidad parecía adivinable desde antes del proceso electoral, la realidad no deja de ser dolorosa y incongruente para muchos que hoy critican al protegido, pero callan para justificar al protector… así las cosas.

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