En Resumen… / Pascual Cruz Galdamez

¡Fuera Gleason!, la exigencia

Nadie debe estar donde no lo quieren, reza un dicho popular, y todo parece indicar que a Roberto Albores Gleason, a la sazón ilegítimo dirigente de lo que queda del PRI en Chiapas, ya se le apagó su velita, y ahora hasta el personal de intendencia ya lo ven como un fantasma cuando de repente se aparece en la sede del Comité Directivo Estatal del tricolor, lo peor es que hasta el respeto le perdieron pues ni el saludo le ofrecen.
Y es que no es para menos, desde hace varios meses ya que Albores Gleason estatutariamente dejó de ser el dirigente del PRI en la entidad, sin embargo, por su ambición desmedida por el dinero, no ha querido dejar de tener a su merced el millonario recurso de las prerrogativas que le corresponden a ese instituto político, amén de su turbada y enfermiza obsesión de convertirse en el próximo candidato del PRI al gobierno de Chiapas; por esas, entre otras razones, ya la militancia priista en Chiapas han dicho un no rotundo a la permanencia de Albores en el PRI.
La carta enviada a Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del tricolor, publicada este lunes en El Universal, es una prueba fehaciente de lo antes expuesto; empero, este escrito dirigido al chaval Reza, no viene a ser una simple misiva como pudiera verse de manera superficial, sino por el contrario, viene a representar una seria amenaza para las dirigencia nacional y para el mismo Enrique Peña Nieto, a quien como presidente emanado de las filas del PRI, le llaman el primer priista de México, pues no es para menos el desencanto generalizado de la sociedad civil a lo largo y ancho del país por el desacierto con que han conducido al país.
Por ello, de no hacer caso a esa petición plasmada en el escrito, significaría nada menos y nada más que la desbandada de militantes más grande de la historia del PRI desde su fundación, pero además, el derrocamiento de ese partido en el próximo proceso electoral, cuya segunda derrota como aquella del dos mil, encarnaría, de una vez por todas, su desaparición; eso, sólo es cuestión de tiempo.
«En Chiapas, Dr. Ochoa, los temas son varios y uno a la vez: renovar la dirigencia estatal… el periodo de Gleason concluyó el 10 de diciembre de 2015», resalta en uno de sus párrafos la carta. De esto diríamos, los quejosos no deben echar las campanas al vuelo, pues el chavalón Reza no ve, no habla y no escucha. Mira que ocupar el cargo de presidente del partido en el poder sin antes haber ocupado ningún otro cargo político, es la respuesta a la debacle del priismo. El otrora partido fuerte, está a punto de morder el polvo ante la indiferencia de las cúpulas de lo que pasa a ras de suelo. La verdadera militancia de Chiapas y de todo México debe de darse por bien servida que las quejas por escrito todo mundo las podrá leer menos Enrique Ochoa Reza, es más, al perecer ni le importa lo que pasa en el PRI.
Hay una pregunta que al unísono se hacen los priistas chiapanecos; ¿cuál es el afán de los dirigentes, tanto nacional como estatal, de pulverizar y acabar con lo que queda del PRI? La respuesta a la interrogante la tienen ellos mismos en su carta enviada a su líder nacional, pues la finalidad de los junior´s, es terminar de hartar a los verdaderos militantes (como ya quedó demostrado en esa misiva) y desaparecer este cascaron para dar paso a otro partido en donde «las nuevas generaciones» que salieron más cabrones que bonitos, ejecuten eso que fueron a aprender a las escuelas gringas, allá en los terrenos de Donald Trump, que consiste precisamente en acabar con lo último que le queda a los mexicanos que son sus recursos naturales.
El PRI en Chiapas se fue de picada desde Pablo Salazar Mendiguchía, quien propagó entre sus allegados la frase aquella de «malditos priistas»; seguido por Juan Sabines Guerrero, que entre estocada y estocada mantuvo a un PRI moribundo y rendido a sus pies, pues siendo Sabines gobernador abanderado por el PRD tenía la obligación de congraciarse con este último partido. Con Manuel Velasco Coello ya ni se diga, el PRI local está reducido a nada; con un dirigente ilegítimo, que como ya dijimos antes, su ambición enfermiza ha mantenido a su partido en la vil desgracia política.
Así llegará el PRI Chiapas a su XXII Asamblea ordinaria, con más penas que glorias. A eso le han jugado sus actuales dirigentes y eso es lo que tienen. Por lo pronto el 2018 se les fue de las manos y podríamos asegurar que, de no deponer esta actitud omisa ante el clamor de la militancia, electoralmente es ya un partido muerto.

Servidos y nos leemos en el próximo En Resumen…

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