Entran en desierto de Sonora, no se vuelve a saber de ellos

Las inclementes políticas migratorias de México y, en especial, de Estados Unidos han obligado a migrantes a arriesgarse en nuevas rutas, lo cual ha traído como consecuencia la desaparición de, por lo menos, 50 personas

Aquínoticias Staff

Imparable, el flujo migratorio desde Honduras hacia Estados Unidos siempre ha buscado nuevas rutas. La temeridad ha orillado a los migrantes a cruzar el desierto de Sonora, las consecuencias no tardaron: entre 2017 y 2019, 50 personas desaparecieron.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos de México estimó en 2011 (no ha vuelto a publicar un informe desde entonces) que 20 mil migrantes son secuestrados cada año.
Rubén Figueroa, integrante del Movimiento Migrante Mesoamericano, contó a Animal Político que existe una tendencia de migrantes que llegan al cruce desértico específicamente desde el departamento de Morarán, Honduras.
«Hemos notado esa compleja situación de que migrantes procedentes de esa zona utilizan esa ruta desde Honduras rumbo a Sonora. Es una migración que hemos notado desde hace cinco y siete años», dijo.
Este dato fue confirmado por Eva Ramírez. Ella explicó que son grupos «numerosos» organizados por más personas que ya recorrieron el camino y tienen los contactos necesarios para lograr completar el recorrido hacia la frontera norte de México. «Algunos han viajado varias veces, regresan y se van en grupos grandes. Lo que estamos notando es que ahí en Sonora, aunque las personas vayan con pollero a Arizona, están desapareciendo», dijo la activista hondureña vía telefónica.
Rubén Figueroa explicó que las personas que llegan ahí provienen de lugares muy remotos del norte de Honduras y sumidos por completo en la pobreza. Arriban sin ser traficados, es decir sin «coyote», pero se tienen que someter a las reglas del lugar y normalmente acceden a pasar como «burreros», que significa que tienen que cargar una mochila con droga a cambio del transporte hasta Estados Unidos. No tienen otra opción.
Antes de las Caravanas migrantes que comenzaron en octubre de 2018 la Secretaría de Gobernación calculaba que cada año ingresan 150 mil migrantes a ese país y organizaciones independientes creen que la cifra ronda los 400 mil, es decir, más del doble.
Son en su mayoría hombres jóvenes de entre 18 y 35 años. De acuerdo con las fuentes consultadas las personas que están optando por ingresar por el desierto son personas que trabajan en el campo.
El Sásabe es sólo uno de los puntos de paso. Es un pequeño pueblo enclavado en un territorio irregular con algunas lomas desde donde se alcanzan a ver miles de hectáreas de desierto, y también se ve el muro fronterizo construido con grandes tubos rojizos.
En El Sásabe las personas migrantes se distribuyen en las casas de seguridad y vuelven a quedar bajo custodia de alguien que les dará la orden de salir cuando el guía llegue y salgan ya cargando las mochilas que les suelen dar.
Hay algunas casas que eran usadas para mantener ahí a los migrantes que se encuentran abandonadas con historias dibujadas en las paredes y también recados que sirven como testimonios de quienes pasaron por ahí.
«Las consecuencias son fatales. También es muy complicado hacer las búsquedas», señaló Figueroa, cuya organización ha colaborado con la de Eva Ramírez, quien ha conocido de primera mano lo difícil que es que una familia viaje a Tegucigalpa a informar a la Cancillería que alguien ha desaparecido, y después que se avise a la autoridad mexicana, se investigue, se encuentre el cuerpo, se identifique y se transporte. Son procesos que tardan años, si es que se realizan.
En la pared de una de las casas vacías, ubicada en uno de los caminos que llevan a los puntos de cruce, está el dibujo de una mujer desnuda con lágrimas y unas iniciales (B,F) en cada pecho. Es una imagen que remite a las compras de las mujeres migrantes en las farmacias de Altar.
En otra están dibujadas siete personas. «Estos son los súper latinos. Los que logran pasar después de tanto obstáculo», dice Prisciliano Hernández, párroco de Altar y director de la Casa del Migrante de ese municipio, frente a la imagen de la pared, que además tiene a un cactus y un hueso humano atrás de los migrantes.
El Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos Amor y Fe ha logrado la identificación y traslado de cinco cuerpos entre 2017 y 2019, y tiene 10 casos más de personas que aparecieron con vida. Esa organización y el Movimiento Migrante Mesoamericano calculan que, por cada desaparecido reportado, hay otros tres que no se reportan jamás.

Con información de Animal Político

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