Entrelineas / Jorge Ceballos

El candidato de la ilegalidad

No es que Fernando Castellanos Cal y Mayor no pueda aspirar a gobernar Chiapas, por el contrario, tiene el derecho de hacerlo, pero siempre en el marco de la legalidad y no basado en un capricho, no en el maquiavelismo de alguien que ha dañado las instituciones.
Está de más escribir que ese que ha dañado las instituciones, estatales y federales, se llama Manuel Velasco Coello, es él y nadie más, quien le ha metido ruido al proceso electoral, claro, el alcalde con licencia de Tuxtla Gutiérrez tiene sus propios negativos, sus hilos negros que lo convierten en alguien que no debe tener a su disposición el dinero público que otorgan los cargos de elección popular.
Si tuviera un ápice de vergüenza, desde las primeras horas de ayer, cuando comenzó a circular su nombre, Fernando Castellanos Cal y Mayor, debió haber salido a decir por boca propia que, se encuentra imposibilitado para contender por la gubernatura, porque no solicitó licencia a tiempo al cargo que desempeñaba -no el que haya ganado-, pero no, optó fiel a su calaña, por el silencio, pensando que los ciudadanos somos idiotas, o bien que, las autoridades serán ciegas a ese incumplimiento legal.
Sin ser políticos, suponemos que, dirigir los destinos del Estado que nos vio nacer, es el privilegio más grande de cualquier ser humano, pero, Castellanos Cal y Mayor demostró durante los últimos tres años que salió muy malo para el servicio público.
Sabe perfectamente que el respaldo que le dan tres partidos carece de fundamentos legales, al no reunir uno de los requisitos necesarios para contender, desde ahí demuestra que no debería ser tomada en serio su posible aspiración.
Manuel Velasco Coello, sigue mostrándonos a los ciudadanos la podredumbre que lo inunda, por sus constantes caprichos, Chiapas seguirá siendo noticia nacional, porque sabe que la candidatura común que presentaron el PVEM, Chiapas Unido y Podemos Mover a Chiapas, se le caerá con una impugnación, entonces para que tanto brinco estando el piso tan parejo.
Si lo que el gobernador quería era demostrar la voracidad de sus cercanos y la suya, no había necesidad de tanto, los ciudadanos conocemos hasta donde llegan sus actos; exhibió a uno de los suyos, como un flagrante violador de la ley, de eso no debemos tener duda.
Al reportero le queda claro que, si la intención es la de mandar un quinto candidato, lo mínimo que debieron hacer, era postular a alguien que cumpliera todos los requisitos, principalmente ese que exige licencia de 120 días a cualquier cargo.
Pero, por desgracia en nuestro país y particularmente en Chiapas, cualquier viola la ley y sobre todo, se lo celebran una corte de aplaudidores.
Fernando Castellanos de entrada debería tener vergüenza, porque la situación que dejó en la capital no es nada agraciada, al grado tal que, han pasado casi dos meses desde que solicitó licencia y aun no se cuenta con un alcalde interino o sustituto, alguien que dé la cara por la problemática que enfrenta la capital.
El origen del coraje y del manoseo de Manuel Velasco que está provocando toda la inestabilidad, no es otro que, a varios de sus colaboradores no se les ha permitido su registro como candidatos a diputados federal, en busca de la sagrada posición legislativa que, evite que les finquen responsabilidades penales por el saqueo que han orquestado en la entidad.
Algo que es más que seguro es que, quien se ha de estar lamentando y rumiando de coraje en este momento, se llama Eduardo Ramírez Aguilar, quien quizá no midió los tiempos y no le dio la lectura adecuada a la situación política de la entidad, porque, de haberse quedado en el lado oficial, seguramente sería el candidato natural a la nueva integración de los tres partidos políticos, pero no, prefirió adelantar vísperas y tendrá que esperar para mejor ocasión.
Pero en todo este manoseo y desaseo, Manuel Velasco tiene cómplices y unos de esos son los Consejeros Electorales del IEPC, quienes simplemente han actuado de manera timorata, algunos se sienten empleados del gobernador y ahí llevarán su pecado.
¿Qué harán esos aspirantes a alcaldes y diputados locales que ya se habían alineado a la candidatura de Roberto Albores Gleason? ¿Saltarán como las cucarachas cuando ven que un barco se hunde, o, por congruencia y quedar bien con sus seguidores se mantendrán de ese lado?

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