Esperanza migrante; en busca de un nuevo hogar

Pedro Adán es un joven hondureño que escapó de su país por la crisis social y política que impera; su idea es llegar a Estados Unidos, pero si no, quisiera quedarse en tierra mexicana y traer a su familia para brindarles un mejor nivel de vida

Óscar Aquino / Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]l día de hoy, Pedro Adán Fernández Máximo parte rumbo a Veracruz, el siguiente punto en la travesía que él y un grupo de hombres y mujeres comenzaron hace una semana, en busca de una mejor oportunidad de vida para ellos y sus familias.
Durante tres días, Adán, un ciudadano hondureño de 23 años, ha sobrevivido en Tuxtla pidiendo ayuda económica, parado en un crucero de la ciudad, haciendo señas a los automovilistas para ver si alguno le regala algo de dinero para poder comer y continuar su camino. «Nos quedamos sin dinero, sin fondos y no tenemos el apoyo de nadie, por eso estamos aquí en las calles, pidiendo dinero para poder seguir adelante».
Pedro Adán es fácil de identificar por el peinado afro que luce. En medio de la avenida, trata de obtener la mayor cantidad de efectivo que sea posible. En su tierra espera su esposa y sus dos hijas; él salió primero de Honduras decidido a encontrar mejores condiciones de subsistencia; allá se dedicaba a ser jardinero, pero debido a los conflictos políticos y sociales que han estallado recientemente en esa nación, la vida se ha vuelto casi insostenible.
Mientras relata su caso, frente a él pasa una camioneta llena de policías que lo observan desde lejos, en tanto, él se desentiende de ellos. «Gracias a Dios, todo ha salido bien porque no hemos tenido ningún inconveniente, prácticamente sólo fue una vez que nos correteó la migración, nosotros estábamos en el cruce de Tenosique y Ocosingo.
«Gracias a Dios pudimos escapar de la migración y hasta hoy no la hemos vuelto a ver», continúa con su narración. Es muy joven y mantener a sus dos hijas y a su esposa es un objetivo inalcanzable en su patria, donde actualmente el clima es tenso por la creciente inconformidad de la población hacia decisiones del gobierno.
«La primera razón (para irse de su país) es que no hay mucho ingreso, no hay trabajo y además de eso, el pueblo está sufriendo de una crisis política ahora, que nos tienen bien mal (…) Los ingresos que entraban antes pues ya no, por lo mismo que el gobierno no han podido dialogar para llegar a un acuerdo que sería mejor para poder seguir como un país mejor. Todo está mal en Honduras ahora».
Durante los días que estuvo en Tuxtla, se hospedó en un hotel del centro de la ciudad junto con sus paisanos, con quienes continuará el viaje, primero hacia Veracruz y después, quizás, hacia los Estados Unidos. «Ojalá, Dios primero, podamos llegar a nuestro destino que él nos lo permita y poder lograr el sueño que tanto deseamos nosotros».
Sin embargo, en su mente también ronda la idea de tramitar un permiso ante las autoridades migratorias, que le permita circular libremente por el país e, incluso, solicitar asilo para después traer a su familia y residir en México.
Al respecto, la Comisión Mexicana de Ayuda para Refugiados, de la Secretaría de Gobernación define el término «Refugiados» como aquellos «extranjeros que encontrándose en algunos de los supuestos contemplados por el artículo 13 de la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, tras el análisis respectivo de la COMAR, recibe protección internacional por el Gobierno de México».
También señala que durante el año pasado hubo 14 mil 596 solicitudes de personas buscando abrigo en nuestro país, de los cuales, 4 mil 475 concluyeron el procedimiento. De origen hondureño fueron presentadas 4 mil 272 solicitudes, de las cuales mil 537 finalizaron el trámite y mil 960 se encuentran en proceso hasta el último día de diciembre pasado.
Mientras tanto, de acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, la entidad que más detenciones de migrantes hondureños registró en el periodo enero-noviembre del 2017, fue Chiapas, con un registro de 9 mil 13 aseguramientos.
Antes de poder solicitar ayuda de ese tipo, Adán, primero, pretende llegar a Veracruz «para poder sacar un permiso para poder circular en el país sin ningún problema con migración primeramente Dios. Si encontramos una mejor vida, un trabajo que nos rinde algo, ya sería mucho mejor de lo que tenemos en mi país».
Cerca de las cuatro de la tarde, Pedro Adán tomó su mochila con pertenencias y regresó al hotel junto con una compañera suya de viaje que también pidió dinero durante toda la mañana. A esa hora aún no sabía cuánto había reunido en los tres días de estancia en Tuxtla, pero espera que sea suficiente para sobrevivir lo que le falta de camino en busca de la vida que su país no ha podido darle.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *