Fabian Cobos, la historia de un comiquero chiapaneco

El artista, residente en Monterrey, Nuevo León, hace posible acceder, a través de coloridos trazos, a un mundo donde todo es posible

Julieth Rodríguez / Portavoz

[dropcap]C[/dropcap]uando Fabián Cobos tenía 12 años ya era un asiduo lector de historietas, sin embargo, su interés en estas publicaciones llegaría más lejos, y fue justo entonces que le acaeció un preludio de su futura profesión: dibujante de cómics.
Fabián llegaba de la secundaria; su hermano mayor, Carlos Cobos, y sus amigos trabajaban en una tarea de la universidad, así que el chico se les unió. De los jóvenes, Manlio era fanático de los cómics de Marvel y sabía que Fabián dibujaba con destreza, así que no lo pensó dos veces para formular su petición:

—¿Podrías dibujarme a Wolverine?—, un personaje con características entre felinas y lobeznas de cuyas manos sobresalen un trío de cuchillas.

El adolecente asintió, así que Manlio le dejó una historieta con la imagen que deseaba que fuera reproducida. Luego de una semana de intentos, Fabián lo logró, dibujó a Wolverine tal como en el cómic.
Fabián comenzó a labrar su camino en esta profesión en el año 2009, formando parte de la agrupación independiente 565 Cómics, integrado por artistas de Ciudad Juárez; era el único chiapaneco ahí. Con ellos, colaboró en una historieta denominada «Ñáñaras» que cuenta leyendas de la frontera. Posteriormente, lo hizo en la serie «Karmesí». A todo ello lo aconteció la perseverancia.

—Llegué a un punto, a los 13 ó 14 años que de tanto imitar a Stan Lee y Akira Toriyama me volví un clon de ellos.

Sin embargo, sus padres no estaban de acuerdo con que Fabián quisiera dedicarse a ser dibujante, al grado de persuadirlo de dejar de hacerlo y él se resignó a no cumplir sus sueños. Decidió estudiar filosofía en el Seminario Diocesano «Santa María de Guadalupe», donde se ordenaría como sacerdote, pero el destino le tenía deparado otra cosa.
A los 23 años se reencontró con las historietas, pero luego de tanto tiempo fuera de práctica tuvo que volver a aprender a dibujar.

—Pero ¿por dónde empiezo? No conozco a nadie que dibuje cómics, ni una escuela donde enseñen, así que empecé a investigar.

Se inscribió en la licenciatura de Diseño y Comunicación Visual de la UNAM, pero las materias que a él le urgían las vería en semestres muy avanzados. Entonces conoció a Óscar González Guerrero, artista de la época de oro del cómic mexicano, quien fue su mentor.

—Por él aprendí los códigos para aprender a hacer cómics… Dejé la UNAM en 4º semestre pues era mejor lo que él me enseñaba porque es un profesional.

565 Cómics exhibió el trabajo del colectivo en la 37 edición del Festival Internacional de la Bande Dessinée d»Angoulême (Francia), la capital mundial del cómic; para Fabián no ha sido un golpe de suerte, sino un premio por luchar a fin de conseguir realizar sus sueños.

Ahora está inmerso en tres proyectos. El primero, se trata del comic Armature One, donde se desempeña como dibujante en colaboración con el escritor Pablo Marín. Aborda la historia de superhéroes con una licencia de un comic clásico de los años 40, que el escritor y sus inversores compraron; ahora se reedita en Madrid, España.
El otro proyecto es una novela gráfica de aventuras para la escritora de Texas, Christie Bialowas; tanto Fabián como su esposa, Zoar Huerta, participan como coloristas. El tercero es un comic de ciencia ficción con el escritor estadounidense Milton Lawson.
La mayoría de sus trabajos se han desarrollado en el medio independiente del comic en Estados Unidos. Respecto a publicaciones, recién vio la luz el comic antología de «Dictadura de Vapor», donde su historia gráfica «El complot Romero» constituyó una de las cinco que conformaron el tomo.

—Éste fue un esfuerzo independiente que hicimos entre todos los colaboradores para sacar un comic de temática steampunk ambientada en el porfiriato mexicano.

En 2016, colaboró en comics como Antithesis de la editorial Inverse press de Erica Heflin (también escritora del comic); fue colorista en Robocats vs thunderdogs, del escritor Justin Cermak. También se publicó la recopilación de la miniserie de Billy the Pyro que realizó durante 2015 con el escritor Brad Burdick, con la editorial Alterna comics.

—Como próximos proyectos debo terminar mi webcomic A Cats Tale, que por el momento está en pausa… es un comic para niños y para los niños que llevamos dentro; la idea es terminarlo y buscar el apoyo de una editorial mexicana para publicarlo.

Fabián Cobos ahora reside en Monterrey, Nuevo León, y aunque los primeros años adaptarse fue duro y de mucho «picar piedra». Ahora vive de su sueño realizado junto con tres gatos, un perrito y su esposa, quien al igual que él ha dedicado su vida a los comics.

—Cuando te quieres dedicar a dibujar «monitos», creen que sólo gente súperdotada o con suerte lo logra… No es suerte, es mucho trabajo, esfuerzo, dedicación, constancia… es ser terco.

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