Historia y arte de «altura»: Museo de Los Altos

El recinto aloja valiosas colecciones arqueológicas, históricas y de textiles de esta colorida región de Chiapas

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]C[/dropcap]on una original belleza resplandece desde el corazón de San Cristóbal de Las Casas, uno de los museos más representativos del estado que destaca por sus obras de arte creadas entre los siglos XVII y mediados del siglo XIX.
Considerado un importante ejemplo de restauración, conservación y difusión del patrimonio artístico y arquitectónico de Chiapas, este recinto hospeda invaluables colecciones de textiles así como exhibiciones que giran en agrupan seis temáticas: La geografía maya de la región de Los Altos de Chiapas en el momento de la irrupción española; Los procesos de la conquista; la fundación de la Villa Real; El régimen colonial vivido y la resistencia indiana; La evangelización y el paganismo indiano; Los discursos pictográficos basados en los códices París, Madrid, Dresden y Golier sobre los atavíos textiles prehispánicos, además de un breve segmento de las manufacturas durante la Colonia; Los elementos fundacionales de la ciudad, la arquitectura y la composición urbana; y La historia conventual donde se alberga el museo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) este inmueble fue construido en 1580 pero fue recuperado y restaurado para poder exhibir las más de 200 piezas arqueológicas, coloniales y del siglo XIX con las que cuenta, además de la vestimenta y trajes tradicionales de los Altos de Chiapas, y parte de Guatemala que alberga en su interior.

Renovación

El recinto que se caracteriza por los techos de tejamanil y muros estucados de adobe, requirió de una inversión de más de 60 millones de pesos para ser renovado y poder abrir sus puertas con montajes actualizados y de vanguardia en octubre del 2012; y por tratarse de uno de los inmuebles que albergaría importantes ejemplares de la cultura chiapaneca, el edificio fue dotado con un sistema de voz y datos, detectores de humo, alarmas de intrusión, circuito cerrado de televisión y aire acondicionado para garantizar la seguridad y la preservación de las colecciones.
Paralelamente a la renovación museográfica, el gran complejo arquitectónico del siglo XVII fue sometido a un proceso de restauración. De esta manera, en los más de 4 mil 500 metros cuadraros de construcción del edificio se consolidaron muros, restituyeron aplanados y se aplicó pintura a la cal; se realizaron cambio de vigas, tablazón del entrepiso, restauración y sustitución de toda la techumbre.

Colecciones

En la primera sala, los visitantes aprecian a un jugador de pelota, del cual –según especificaciones del INAH– hay pocas representaciones en Mesoamérica; además están un centenar de obras originales que presentan la historia de la región, entre las que destacan las puntas de proyectil realizadas hace miles de años por grupos de cazadores-recolectores.
Piezas de textiles elaboradas entre 600-900 después de Cristo, objetos cerámicos, vasos pintados con inscripciones glíficas, orejeras, pendientes, cuentas y una estela que retrata a un gobernante sagrado de la ciudad de Chinkultic, también pueden observarse en las instalaciones de este característico museo.
No hay que olvidar que el recinto está complementado con el Centro de Textiles del Mundo Maya que conserva y custodia las más importantes creaciones de la región, conformadas por la colección Pellizzi, que consta de 582 textiles y 228 artesanías, además de 970 piezas procedentes de Guatemala, que se exhiben en la parte alta del edificio, y cerca de 200 más de la cooperativa Sna Jolobil, que están en la entrada.

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