Huachicoleo, el robo de combustible

Por Raúl Bonifaz Mohedano*

Huachicoleo ha sido el término que la opinón pública nacional identifica con el saqueo a los bienes de la nación que hacen muchos mexicanos en el afán de convertirse en ricos de la noche o en la idea de no trabajar ni esforzarse por conseguir una labor respetuosa, digna, respetable, que le permita ser admirado y reconocido por su propia comunidad como el ser ejemplar que toda sociedad debe tener. Como la persona que requieren las nuevas generaciones para consolidar sus lazos sociales, sus redes comunitarias.
La vergüenza social no importa con las ganancias exorbitantes que el robo de gasolina genera para quienes cometen hurtos descarados a un bien preciado por todos los mexicanos como lo es el petróleo y sus derivados.
Serían los símiles de los bandidos en la época revolucionaria que asaltaban y robaban para después irse a las montañas a disfrutar lo robado o redistribuirlo para obtener ganancias fáciles.
Ahora, lo bandidos de hoy, roban y roban la gasolina para poner sus propios negocios, venderla a precios más baratos, a pie de camino o incluso vendiéndola en las gasolineras. Hay indicios de que son funcionarios o trabajadores de Pemex quienes diseñan y operan todo el andamiaje para cometer cotidianamente el robo del combustible.
No son palabras menores 30 mil millones de pesos en 2016 que ganaron estos bandidos de hoy. En 2017, 50 mil y en 2018, 66 mil millones de pesos.
Pero la cuestión es ¿qué hacían los gobernantes de México? para detener el hurto, la violación constante a la ley, el «popoteo» de ganancias desde adentro de las arcas de Pemex, en todos los espacios en todo momento.
¿Eran cómplices esos gobernantes que permitieron el robo de la materia prima más apreciada por la nación, por la sociedad?
Por eso, reconocemos al presidente López Obrador que ha tenido no sólo el valor sino la idea de un hombre de estado interviniendo en la cadena de corrupción y ganancias ilegales que el robo del combustible ha generado.
Si era difícil la decisión, por supuesto pero se entró a combatir y disminuir una conducta de denigración moral que en nada ayuda a consolidar la identidad nacional de los mexicanos.
Se entró a rechazar con hechos a los delincuentes persiguiéndolos y no permitiendo que sigan robando la gasolina de México y de los mexicanos.
No hay escasez ha señalado el presidente de la República.
Lo que se está haciendo es movilizar los recursos del estado para controlar la distribución de ese bien energético.
Es temporal la medida, también ha mencionado el presidente de la República, pero se debe hacer para terminar con esta banda de delincuentes de a pie y de cuello blanco.
Se va a poner orden en el sector de la producción y la distribución del petróleo.
Se va a poner orden en las formas en que se diseña la política petrolera y las ganancias seguramente se reintegrarán para el bienestar de todos los mexicanos.
Hay que evitar que el mismo funcionario público y el gobernante sean los que propicien este desorden para aprovecharse y llenar sus ganancias millonarias al margen de cualquier legalidad.
Se prometió que se acabaría con la corrupción y así hacia esa dirección se está actuando. Al final veremos que el plan de gobierno contra la corrupción dará los resultados que prometió el presidente de la república. De otro modo, seguir como hasta hoy es seguir en un camino hacia la destrucción social y de las instituciones del estado porque permitir ese tipo de hurtos a la nación descompone a todo ciudadano en su moral y en sus principios éticos.
Así que la prudencia. Sensatez, paciencia son las virtudes a las que estas medidas del presidente de la República nos está llamando.
Hagamos un espacio en la reflexión y valoremos cuando el presidente invita a que los jóvenes que están integrados en estos tipos de actividades delincuenciales se reencausen y den impulso a su ímpetu y vigor participando en los programas sociales que el propio régimen pone a su disposición.

*Diputado federal de Morena por el Distrito VI

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