ERA kamikaze / Rodrigo Ramn Aquino

El anuncio hecho por Andrés Manuel López Obrador de movilizarse él y Morena en apoyo a la CNTE ha levantado polvareda a nivel nacional. Mientras el gobierno federal lo señala de oportunista, los opinadores afines al sistema regurgitan lo peligroso que es para México y hacen pasar como recuerdo el argumento que por ocurrencias como ésta la debacle lo ha alcanzado en un par de ocasiones y no aprende. También los hay quienes lo señalan como un líder congruente, de izquierda, que asume su papel histórico en la defensa de las causas del pueblo. Son tiempos de definiciones.
En el terreno de lo local, la declaración de Eduardo Ramírez Aguilar, presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, de acatar lo que la Suprema Corte indique respecto al matrimonio igualitario, y adelantar, al mismo tiempo, su posicionamiento en cuanto al tema de la adopción de menores por familias homoparentales, reveló lo que en el atanor de su fuero interno arde: el conservadurismo. Su dicho de que se privilegiará el derecho de los niños y niñas a tener un padre y una madre como es el orden natural, despertó la indignación de organizaciones civiles de defensa de los derechos humanos de la comunidad LGBTI al considerar que lo dicho desde su posición pública alienta la discriminación y el odio.
La principal diferencia entre estos dos escenarios es la coyuntura. Mientras el tema magisterial es la principal preocupación del gobierno federal y colateralmente del gobierno del estado, el tema de la adopción por parte de las familias homorapentales no estaba ni en la agenda de los activistas de la diversidad sexual (luego del matrimonio seguiría el reconocimiento oficial de la identidad de género). ¿Qué entonces motivó a ERA a abrir un frente de batalla que no se vislumbraba en el corto y mediano plazo y que ha llevado a los activistas a pedir incluso su renuncia?
De nuevo hay dos posturas: la que defiende que las garantías individuales y los derechos humanos no se someten a votación, simplemente son porque están reconocidos constitucionalmente. Y la que apela a las mayorías, las buenas costumbres y el dogma. Otra vez el César y Dios.
En teoría la legislación debe responder a la realidad, no al revés. En teoría, el Estado es laico y se rige por la Constitución; el poder de la Iglesia sólo tiene influencia en su ciudad-estado y en el fuero interno de sus feligreses alrededor del mundo. En teoría.
Pero en la «realpolitik», sobre todo en Chiapas, la Iglesia es un ente político de facto y de vital importancia en la construcción de acuerdos para la gobernabilidad. Cuando ha fallado el Estado, ha sido necesaria la intervención de los representantes religiosos (no sólo de la Iglesia Católica sino en casi igual media de los protestantes evangélicos). Se nos olvida también que los líderes religiosos y sus feligreses cuentan con credencial de elector y un voto de castigo de estos sectores puede ser determinante para las aspiraciones políticas de cualquiera.

Ágora

Concedamos el Ágora a dos microescenarios de la teoría conspiracionista:

1.- ERA fue el encargado de darle la «mala» noticia del matrimonio igualitario a las Iglesias, éstas montaron en cólera y amenazaron con darle la espalda al gobierno y a sus candidatos. ERA ofreció a cambio un posicionamiento público en contra de la adopción homoparental. Las Iglesias aceptaron el matrimonio.
2.- Urgía desviar un poco la atención de tema magisterial ahora que se intensificarán las acciones del gobierno federal y el aún presidente del Partido Verde Ecologista de Chiapas necesitaba reposicionarse en la opinión pública luego de su lamentable incidente con los pobladores de Chenalhó.

Corrillo

En redes sociales ha iniciado una campaña de desprestigio en contra del activista y periodista Héctor Estrada. Estas acciones se dan justo después de alzar la voz por lo que considera violenta los derechos humanos de la comunidad LGBTI.

Contacto:
9611395592

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