La democracia simulada y el nuevo «show electoral» que viene / Hector Estrada

Con el comienzo de los procesos electorales en Chiapas, nuevamente han salido a la luz las raíces podridas que sustentan aún a la simulación democrática en México, donde las principales estrategias electorales siguen estando fundadas en la manipulación, el uso de la ignorancia, las necesidades sociales y la pobreza como el vehículo movilizador del voto.
El indiscriminado y descarado reparto de «apoyos» gubernamentales para promover y condicionar el sufragio en favor de los candidatos oficiales continúa siendo una práctica recurrente en pleno siglo XXI. Pese a la efímera alternancia, las elecciones mexicanas se mantienen como fiestas millonarias pagadas por los dueños del poder para legitimar su permanencia.
Chiapas es una de las entidades donde los altos niveles de pobreza siguen condicionando el resultado de las elecciones, donde la maquinaria operativa encargada de «comprar» votos a costa de las necesidades y la ignorancia hacen de la «democracia mexicana» un show protocolario muy alejado de las democracias primermundistas.
En comparación con los procesos electorales anteriores, durante la última elección de 2012 la cantidad de votos registrados en los distritos con mayores niveles de pobreza en Chiapas registró importantes incrementos que demuestran un poco la afectividad de los actuales operadores movilizadores del voto.
Como muestra de lo anterior, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, en los municipios chiapanecos de Aldama y San Juan Cancuc, ubicados dentro del Distrito 02, los sufragios pasaron de 47.63 por ciento del padrón total en 2006 a 74.76 por ciento en 2012.
Se trata de dos de los municipios considerados dentro de los más pobres del país, en los que –paradójicamente- los votos casi se duplicaron; ejemplificando una tendencia que se repitió en otros tantos municipios de la entidad y que, seguramente, se repetirá en las elecciones de junio y julio próximo.
Lo mismo sucede en las zonas urbanas como Tuxtla Gutiérrez donde, de acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), el mayor repunte del volumen de votos durante la elección pasada se documentó en colonias de mayor índice de pobreza y marginación, justo donde el reparto de programas gubernamentales es más nutrido.
Son prácticas recurrentes a las que parecemos habernos acostumbrado ver, con el descarado reparto de despensas, apoyos económicos y un sinfín de artículos propagandísticos que se distribuyen de forma descarada; con excesos y en un total derroche de recursos públicos que hacen de las elecciones contiendas inequitativas y simuladas que mantienen en secuestro permanente a la democracia en México.

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