La entrevista banquetera / Éxar Casmo

—Señor, licenciado, por favor, unos comentarios para la prensa.
—Claro mi amigo, algo breve porque voy de salida.
—Eso dicen, que sale usted del estado.
—¿También tú con esas cosas? No creas en la rumorología. Estoy firme, cumpliré los seis años.
—No, señor, me refería a su gira a la Ciudad de México. ¿Va con Osorio o con Nuño?
—Los dos son mis amigos, ambos tienen grandes posibilidades; el presidente tiene en ellos a dos…
—Eh, creo que no me expliqué… ¿con quién tratará la situación de Chiapas?
—¡Oh, sí, claro! Hablaré con cada uno de ellos. Creo que debe haber diálogo con los maestros.
—Pero aplaude usted la presencia de los federales…
—Están aquí para salvaguardar la seguridad y los bienes de los chiapanecos.
—¿O sea que gusta de aplicar la táctica de «la zanahoria y el garrote»?
—Agárrese bien, amigo, cuídese, no vaya a quedar atrapado en alguna trifulca.
—Jeje, mi licenciado. A propósito, ¿respalda usted la iniciativa del presidente sobre los matrimonios gay?
—Por supuestísimo, de corazón a corazón. También muchos funcionarios de mi gobierno se congratulan con esa decisión. Es un gran paso a favor de los derechos de las minorías y contra la discriminación sexual.
—Seguramente a los legisladores se les pondrá chinita la piel cuando toquen el tema. ¿Cree que el Congreso avalará la iniciativa? ¿No teme alguna reacción homofóbica de los diputados?
—Respeto mucho la separación de poderes, es una decisión soberana, pero creo que no debería temblarles la mano.
—Lo que no deja de temblar es la situación del estado; paro de transportistas, marchas y plantones magisteriales, bloqueos carreteros, toma de casetas, conflictos poselectorales en municipios, violencia, inseguridad, protestas de médicos, de policías, campesinos, empresarios…
—Ey, ey, ya párele amigo. Chiapas ha sido siempre un estado complejo, difícil de gobernar, es un estado imprevisible…
—¿No será cosa del «Diablo»?
—No, ¿cómo cree? Tenemos la bendición de Dios, el papa estuvo en nuestras tierras, quedamos muy bien con él. Sólo el detallito de la placa del «Chiapasiónate», pero él y nosotros le echamos bastante ganas.
—Eh, me refería al de Comitán, señor. El que hace años también ocupó Palacio.
—Ja, no lo creo. El «Junior» y su partido son nuestros aliados.
—Acepta entonces que tiene pactos con el «Diablillo», lo podrían acusar de herejía…
—Alianzas políticas.
—Se le reclama que no tiene interés en el gobierno, que se le escapó de las manos.
—Yo sigo en contacto con la gente, velando por su bienestar, Juan se encarga de lo demás.
—¿Cómo?, ¿Juan José?
—Juan Carlos, amigo; no te pases.
—¿Se efectuará siempre en Chiapas el Campeonato Estatal Charro?
—Claro, esperamos hacer un excelente papel.
—Dicen que en Hacienda están nuestros mejores jinetes…
—Podemos presumir que en cada dependen… ¡Shoo, shoo, caballo! ¡Basta!, que tengo prisa, se me va el avión.
—¿Se le acaba el tiempo?
—Sí.
—¿No que no se iba?
—¡Hágase a un lado! No me bloquee.
—Pase licenciado, no me vaya a cachetear.

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