La injustificada diputacin 41 en Chiapas / Hector Estrada

Pese a los malos resultados obtenidos en procesos electorales pasados, la idea de promover el voto de chiapanecos en el extranjero y la elección de un diputado local que los represente parece haber superado las modas sexenales como aparente instrumento de fortalecimiento democrático que también ha significado una millonaria bolsa adicional para los organizadores de las contiendas.
Este lunes, el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) anunció un presupuesto de 12 millones de pesos que serán utilizados en la campaña «Vota Chiapaneco» para promover y permitir el proceso electoral en el extranjero, como parte de la jornada electoral que se realizará el próximo 19 de julio.
Los chiapanecos residentes en otros países tendrán un lapso de 15 días previos al día de la elección para asistir a los 55 consulados participantes y elegir de entre las «opciones ya definidas por los partidos políticos» el diputado que los representará en Chiapas, aun cuando las campañas para conocer propuestas y candidatos casi estarán limitadas al terreno local.
Pero, ¿Qué tan redituable significa esta bolsa millonaria para la tan desacreditada democracia en Chiapas?
Haciendo un poco de números, grosso modo, se trata de un bolsa de 12 millones de pesos para atender supuestamente a 16 mil chiapanecos residentes en el extranjero, de los cuales sólo vota menos del cuatro por ciento.
Y es que, según cifras oficiales del propio IEPC, durante el proceso electoral de 2012 (primer año en que se realizó la elección en el extranjero) se registraron apenas 535 votos en los consulados participantes.
Para que quede claro, con un presupuesto de 12 millones de pesos similar al de este año, cada voto en el extranjero costó a la entidad chiapaneca poco más de 22 mil pesos, considerado el gasto por sufragio más costoso no sólo para Chiapas, sino también a nivel federal.
Lo peor del caso es que este oneroso «lujo democrático» ni siquiera cuenta con los candados electorales necesarios que garanticen la legalidad de una elección. No requiere de funcionarios de casilla, actas firmadas, representantes de partido o papelería de constancia para legitimar la selección de un diputado que requiere menos de 530 votos para hacerse del cargo.
La jugosa plaza disponible para el diputado 41 tiene un salario mensual de 66 mil pesos más una complementaria de 10 mil pesos al mes. Al año significa un presupuesto de casi un millón de pesos para el legislativo estatal que, por cierto, carece de buena productividad en materia de iniciativas de ley.
Según datos estadísticos públicos en la página del Congreso de Chiapas, desde su entrada en funciones, la diputada 41 no ha presentado ninguna iniciativa de ley en favor del grupo poblacional que representa. Su presencia legislativa ha resultado infructífera y costosa. Simplemente no ha funcionado como se esperaba.
Después de las evidentes constancias que demuestran lo contraproducente que resulta mantener la curul 41 en Chiapas, aún hay muchos que no comprenden por qué no se ha metido a análisis legislativo el tema, por qué se ignora el asunto y se mantiene este nuevo acto rutinario de evidente «simulacro democrático».
El asunto no parece tener lógica. Sin embargo, tal vez sea la simulación para legitimar elecciones, los espacios disponibles para pagos políticos o simplemente los presupuestos millonarios los que tengan de fondo la justificación para mantener un ejercicio electoral tan innecesario.

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