La Pesera / Rodrigo Ramn Aquino

Muy su gusto, Zoé Robledo quiso hacer campaña en combi. Año: 1990, pintura original, Volkswagen, sin clima. El modelo clásico y austero fue un elemento distintivo de la travesía por los alrededores del río Grijalva, muchos y muchas querían foto con ella, preguntaban por ella, se subían a ella. Pronto dejaron de compararla con la de Quadri. Pronto la reconocieron como la Pesera.
Quizá fue simpático pensarlo y alegre comprarla. El tema de conversación de los domingos de softbol. La discusión familiar en torno a la seguridad. Las veladas quejas de algunos invitados del futuro gabinete. Ya saben, si la combi hablara… En carretera, en terracería y en los lugares apartados donde el tiempo se estaciona, la recuerdan.
Me avergonzaría llegar al número exacto de veces en que se reventó el chicote de esa combi. No se ponchó ninguna llanta, eso sí. Una que otra vez se cayó la puerta o la placa. Salimos huyendo de lugares donde hubo amenaza de balazos y sirvió también para transportar jocote o mango o cualquier fruta de temporada que estuviera a la mano de la generosidad de la gente.
Zoé no va a vender ese artefacto. Ahora tiene historia. Hay una foto espontánea y magnífica de su hijo Camilo y sus rizos al viento en un picnic con esa combi de fondo. Ahí estuvimos Zoé, Margarita, Brandy, Ariana, Javier y Rodrigo. Ahí hubo un club de lectura y una hielera con aguas de coco. Ahí también, un domingo de regreso, los de a bordo recitamos de memoria nuestros poemas favoritos.

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